CRÓNICA DE MÚSICA

Coque Malla, un renacimiento

El cantante madrileño, exlíder de Los Ronaldos, ofreció un vibrante concierto en Barts apuntalado en su reciente disco, 'El último hombre en la Tierra'

Coque Malla, durante su concierto del viernes en la sala Barts.

Coque Malla, durante su concierto del viernes en la sala Barts. / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Le ha costado a Coque Malla convencernos de que tenía cosas que decirnos como solista, despegado de Los Ronaldospero es ahora, a los 47 años, cuando por fin le vemos renacido. El consistente disco que publicó el año pasado, ‘El último hombre en la Tierra’, explica su imponente concierto de este viernes en Barts (festival Guitar BCN).

Un trabajo en el que refina sus contornos con arreglos de cuerda, aunque esto no es lo más importante: en Barts no hubo violines, pero sí esas canciones sólidas que conservan la querencia por las fuentes del rock y, en menor medida, el blues. Malla se hecho adulto sin que su discurso sea más blando, ni más convencional, sino manteniendo las guitarras en pie de guerra y sirviéndolas a un cancionero creíble, en el que confía su presente: ocho de las 19 piezas procedieron del nuevo disco, y el legado de Los Ronaldos solo asomó en tres simpáticas ocasiones.

ROCK’N’ROLL SERIO

Malla disfrutó del momento desde que pisó el escenario, paso lento, aquí estoy yo, cuando comenzó a arañar la guitarra y a entonar con gesto sentido ‘Me dejó marchar’, que luego creció con dramatismo y aparato eléctrico. Rock’n’roll serio, como en ‘Escúchame’, menos soul que en el disco, y en ‘Lo hago por ti’, con guiños al Lou Reed de ‘Dirty boulevard’; el medio tiempo con melodrama de ’Pétalos, sonrisas y desastres’, muy ajustado a Shuarma, de Elefantes, que se sumó como invitado, y la bluesera ‘Todo el mundo arde’, con su clima enfermizo. Canciones de otros trabajos que merecen nota, en particular ’La carta’, que en el disco ‘Mujeres’ (2013) interpretó con su madre, la actriz Amparo Valle, fallecida el pasado septiembre.

¿Y Los Ronaldos? Levantando la sala, las cosas como son, cuando cayó ‘Quiero que estemos pegados’, e invitando a esbozar una sonrisa en ‘Saca la lengua para bailar’, esta integrada en un tramo semiacústico, culminado con los aires de ranchera de ‘Hace tiempo’, con emocionado clímax ‘a cappella’. Tras una tercera cita ‘ronalda’ con ‘No puedo vivir sin ti’, Malla reivindicó su balada épica ‘Hasta el final’ y la canción con la que, dijo, comenzó a pensar como solista, ‘La mujer sin llave’.

Para cerrar, dos de las mejores canciones nuevas, ‘Santo, santo’ y, sobre todas las demás, ‘La señal’, bandera de un autor renacido. Malla y sus músicos, tratando de memorizar la imagen de un Barts volcado mientras de los altavoces brotaba ‘Young americans’, de Bowie. Los clásicos les observaban y, quizá, sonreían.