Pimpinela, mejor con pelea

Pimpinela, cantando al mundo de la pareja desde 1981. El domingo, en Barts, abrió su actuación un vídeo con la leyenda ‘Odisea. El hombre y la mujer, el origen’, en el que dos chimpancés, supuestamente macho y hembra, se daban tortas por un hueso mientras sonaba con toda pompa ‘Así habló Zaratustra’. Sí, los Galán son unos cachondos. La escena terminaba con un mensaje fatal: “3.000 años después, todo sigue igual”.

Y ellos que lo celebran, puesto que el grueso de su repertorio se basa en regodearse con toda teatralidad en engaños, infidelidades, reproches y puñaladas en la espalda convirtiendo la tragedia en dulce melodrama. Mientras irrumpían en escena, los coristas iban repitiendo “me engañaste, me mentiste…” cual alegre ‘leitmotiv’ de lo que estaba por venir. Abrió el concierto ‘Esto no es amor’, en la que Lucía Galán dio clases de educación sentimental a su hipotética pareja, encarnada circunstancialmente en su hermano Joaquín, lo cual siempre da al asunto un extra de disparate. “El amor no humilla a la gente / como me has hecho tú a mí”, cantó, despechada.

DE TRAICIÓN EN TRAICIÓN

O como ‘Ese estúpido que llama’, donde cambiaron las tornas: ahí es él quien le echa en cara a ella que atienda las llamadas de un admirador anónimo hasta que al final le confiesa, con toda afectación: “ese estúpido… ¡fui yo!”. Así, de traición en traición, de trampa en trampa, fue deleitándonos Pimpinela acogiéndose a su canción melódica pop rica en teclados acolchados. Álgidos agudos, los de Lucía, en piezas como ‘A esa’, en la que se dirigió a la pérfida amante ofreciéndole un intercambio de papeles: “¡Yo le doy mi lugar, que recoja tu mesa, que lave tu ropa y todas tus miserias!”.

El repertorio de Pimpinela sigue creciendo y ahí estuvieron las canciones de su nuevo disco, ‘Son todos iguales’, con hitos como ‘Bastardo’, cuya trama argumental ya se pueden imaginar. La sesión se atascó cuando se pusieron blandos (excesos de azúcar en ‘Amor de hermanos’ y ‘La familia’) y melancólicos: ‘Al compás de una muñeira’, concienzudo atentado al folclore gallego. Por suerte, al final volvió la bronca con ‘Olvídame y pega la vuelta’, ahora en versión reggaeton. “¿La quieren con pelea o sin pelea?”, preguntó ella. La respuesta estaba cantada: “¡Con pelea!”.