CRÓNICA

Michael Feinstein, guía al mundo de Sinatra

El cantante y pianista, con el apoyo de la Orquestra Simfònica del Vallès, hizo un recorrido variado y ameno por el repertorio de 'la voz'

Michael Feinstein, durante su actuación en el Palau de la Música.

Michael Feinstein, durante su actuación en el Palau de la Música. / FERRAN SENDRA

ROGER ROCA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En la platea se notaba cierta inquietud. Había empezado el concierto,  allí no había ningún cantante y lo que sonaba no eran éxitos de Frank Sinatra. Eran partituras para orquestra que capturaban el bullicio de la Norteamérica de principios de siglo XX. En el programa, una colaboración entre el Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona y la Simfònica del Vallès, lo decía claro: primero, y bajo la batuta del director Vicent Alberloa, la OSV interpretará obras de los compositores norteamericanos Leonard Bernstein y Aaron Copland.

Pero el grueso del público que el sábado llenó el Palau de la Música no se había dado por aludido. La combinación del programa tenía su lógica. El musical de Bernstein 'On the town' y el ballet 'Rodeo' de Copland eran contemporáneos a los primeros grandes éxitos de Sinatra, pero el público había ido a escuchar canciones de 'la voz'.

Y al fin apareció Michael Feinstein, famoso en los Estados Unidos pero aquí aun más bien desconocido, para dar su primer concierto en España. "¿Es él?", preguntaba incrédula una señora al espectador de al lado. "Porque aquí -señalando el programa de mano- dice que tiene sesenta años". Y si Feinstein los tiene no los aparenta. Elegante, cool, dueño de una voz clarísima y firme que ya les gustaría tener a 'crooners' más jóvenes y de más renombre. Es lo bastante mayor como para haber tratado con Sinatra, una anécdota que debe haber contado un millón de veces pero que explicó en el Palau como si fuera la primera vez.

Para cada canción Feinstein tenía una anécdota, un dato que aportar: 'All my tomorrows' y 'When somebody loves me', que sonaron encadenadas, son solo dos de las ochentaiocho canciones escritas por el letrista Sammy Cohn que cantó Sinatra a lo largo de su carrera. 'Time after time' era una de las letras que más gustaban en casa de la estrella. 'Brazil' fue la primera canción brasileña que sonó más de un millón de veces en la radio norteamericana. Y así, antes de cada pieza, Feinstein era el guía que acercaba al público, ni que fuera un poco, al mundo de 'la voz'.

A la hora de cantar, alternó canciones solo al piano y piezas con arreglos orquestales. 'Strangers in the night' -más popular en España que en los Estados Unidos, contó- la cantó al ralentí acompañado de una guitarra, al estilo de los duetos de Sinatra con Jobim. 'Brazil', en cambio, fue atronadora, con Feinstein matrilleando el piano y la orquesta sonando a todo meter.

Los arreglos de 'My way' que tocó la OSV eran los mismos que Johnny Mandell escribió a medida para Sinatra y en 'Night and day', Feinstein, puño cerrado y mirada perdida en el infinito, se dejó mecer por las cuerdas. Con tamaño cancionero el 'medley' del final resultó ser una buena solución para despachar una decena de clásicos. 'New York, New York', lustrosa y potente gracias a la orquesta, iba a ser el fin de fiesta, pero el público quería más. 'Let’s call the whole thing off' ('Dejémoslo correr') parecía un buen punto y final, pero desde la platea insistían. "¡The lady is a tramp!", "¡Fly me to the moon!".

Los miembros de la OSV seguían sentados en sus puestos, ya sin partituras que tocar, convertidos en espectadores, y Feinstein hizo un par más al piano antes de marcharse pero daba la impresión de que podría pasarse la noche entera contando y cantando a Sinatra. Copland y Bernstein quedaban lejos. Se impuso la voz. 

TEMAS