LA MERCÈ MUSICAL

Manu Chao, el alma de la fiesta

El antiguo líder de Mano Negra ofreció un abrumador popurrí de éxitos en el Fòrum en compañía de su 'troupe' La Ventura

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JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Como hacían prever, por ejemplo, las cifras del último festival Rototom de Benicàssim, donde actuó ante cerca de 30.000 personas, el paso de Manu Chao por el Fòrum se saldó con éxito abrumador. Lo que se traducía, a poco que uno quisiera ver algo del escenario, en cierta claustrofobia. Pero no se observaron grandes incidentes y sí bastante liberación colectiva, esta aumentada en la recta final por una lluvia que pareció más climática que inoportuna.

La gran fiesta mestiza arrancó con La Sra. Tomasa, cuya mezcla de ritmos latinos (salsa, timba, chachachá) con electrónica de última o penúltima hora funcionó bastante bien como precalentamiento. Entre los momentos mejor recibidos, un par de aciertos ajenos: 'Yo traigo boogaloo', del maestro del mambo rock Alfredo Linares, y una apropiación del 'Ready or not here I come (Can’t hide from love)' de los Delfonics (o después Fugees) en clave de atropellado drum’n’bass. "Así mola mucho más, ¿no?", aventuró el cantante Pau Lobo.

Acto seguido, el portugués Dani Lança (un invitado habitual en los conciertos de Chao) desplegó su mensaje positivo a lomos de música africana y latina, ska, reggae y rumba. El estribillo más agitado de su actuación, a todos los niveles, debió de ser aquel que decía: "Alerta musical en la ciudad condal / Persiguen a los músicos como a un criminal". Lança pidió a Colau, políticos y partidos afines que modifiquen la ordenanza cívica que permite a la policía requisar instrumentos a los músicos de la calle.

SIN RESPIRO

Con la llegada del turno de Chao, respirar se convirtió en utopía, en parte por el poder de convocatoria del antiguo líder de Mano Negra y en parte porque este se olvidó casi siempre de dejar espacios entre tema y tema y dar tiempo al público a descansar. Con la espaldas bien cubiertas por su 'troupe' La Ventura, incluyendo siempre agradables metales, se lanzó a un largo popurrí de éxitos basado musicalmente en la alternancia de reggae festivo con estribillos de loco pulso ska.

'Forzando la máquina' estuvo presente en la recta inicial y también en el colofón, sirviendo como 'leitmotiv' de la noche. Chao no fue a por las rarezas y dio al fan lo que buscaba, aunque en versiones de pelaje diferente al conocido, persiguiendo antes el éxtasis ruidoso que la sofisticación formal. Cayeron clásicos como 'La vida tómbola' (momento aprovechado por algún asistente para encender una temible bengala), 'Me gustas tú', una versión de 'Bongo bong' con expansivos aromas reggae-pop...

CLANDESTINOS DEL MUNDO

Diversión acompañada por el espíritu reivindicativo: Chao invitó al escenario a los defensores de la causa de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, además de dedicar 'Clandestino' a "todos los ahogados del Mediterráneo y al pueblo saharaui" y, más tarde, los músicos de la calle, haciendo resonar el mensaje lanzado antes por Lança. El portugués apareció para un cruce de su propia 'Revolución de mi corazón' con la bomba eterna 'King Kong five'.

La lluvia le habría ido al pelo a 'Rainin’ in paradize', pero llegó algo más tarde para convertir ‘Machine gun’ en clímax definitivo. Después de Chao, los más resistentes aún se quedaron a bailar con la máquina de felicidad bosnia Dubioza Kolektiv.