Leiva, rockero de medio tiempo

La mezcla de galán y vagabundo sigue haciendo irresistible a Leiva para un público receptivo al romanticismo con destellos de rock’n’roll como el que estos días, viernes y sábado, ha tomado Razzmatazz. En la primera de sus sesiones vimos al que fuera componente del dúo Pereza muy cómodo en ese rol de trovador urbano sentimental cuyas estrofas alientan cánticos colectivos a grito pelado.

Vino a presentar su tercer disco individual, ‘Monstruos’, del que ofreció ocho piezas estratégicamente repartidas en un ‘set’ que rozó las dos horas. Leiva se queda con el lado más sensible, a veces sensiblero, del rock, le añade una sección de metales que aporta un empaque soul y de ese modo canciones que podrían ser material de señores cantantes ligeros adquieren otro tono, un aspecto más genuino. Otro efecto que consigue es que para los novios de sus fans todo ello sea más llevadero.

GUIÑO A SIDECARS

Leiva se acoge a la noble tradición de baladas y medios tiempos en el rock y, entre las muestras de nueva planta tuvimos ‘El último incendio’ y ‘La lluvia en los zapatos’, que abrieron la noche con la Telecaster a media asta, calentando el terreno. Dialogaron con algunos hitos de Pereza, un celebrado ‘Animales’, donde la sala se vino arriba, y el recogido ‘Windsor’. Banda con actitud apasionada, en la que figura el hermano del líder, Juancho, miembro de Sidecars. A medio recital, Leiva anunció “una sorpresa”, que lo fue sobre todo para Juancho, cuando alteró el repertorio previsto para homenajear a ese grupo con una de sus canciones, notable por cierto, ‘Contra las cuerdas’.

Más rocks recogidos, de estimables trayectos melódicos, como ‘Breaking bad’, ‘Electricidad’ y un ‘Monstruos’ cantado a pleno pulmón por Razzmatazz. Juegos de contrastes: del receso acústico de ‘Vis a vis’ a las guitarras ‘stonianas’ de ‘Medicina’, ya en un tramo final coronado con éxitos de sus obras anteriores y de Pereza. Ahí se coló ese ‘Sincericidio’, del nuevo disco, que ya apunta a clásico y que condujo a un ‘Lady Madrid’ que Leiva pidió disfrutar sin móviles en la mano ni intentos de capturar el momento en vídeo, “viviendo las emociones a tiempo real”. Por supuesto, muchos de sus fans no le hicieron caso.