CRÓNICA DE MÚSICA

Jonas Kaufmann pone el Palau a sus pies

Apoteósico recital de lieder del tenor alemán, respaldado por un brillante Helmut Deutsch y coronado con seis propinas

concierto de jonas kaufmann  en el palau de la musica

concierto de jonas kaufmann en el palau de la musica / periodico

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

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El esperado debut de Jonas Kaufmann en el Palau de la Música acabó de forma apoteosica. Después de la cancelación de su cita en la pasada temporada parecía como si la expectación de su presencia se hubiera enfriado y, de hecho, algún hueco en la platea mostraba que algunos de los que habían devuelto las entradas no se habían animado a recuperar su plaza. Pero nada arredra al tenor más completo de su generación. Y la noche del jueves sacó la artillería de los recursos de su versatilidad interpretativa y la puso al servicio de un introspectivo programa con lieder de Mahler, Britten y Strauss, Con ellos consiguió calentar el ambiente que llegó al delirio con la generosa tanda de ¡seis propinas! ofrecida después de haber recreado nada menos que 25 canciones de una gran densidad emotiva.

El ‘fenómeno Kaufmann’ estalló entonces en toda su magnitud. Un público que no deseaba abandonar la sala a la espera de un nuevo ‘tour de force’ del artista acabó poniéndose de pie para aclamarlo, mientras en la platea se iniciaba un desfile de fans femeninas portando ramos de flores y regalos, entre ellos una  botella de vino, para demostrarle su encendida admiración. El tenor de tenores acumuló como pudo tanta ofrenda floral repartiéndola con el brillante pianista Helmut Deutsch, el otro gran triunfador de la velada, y haciendo un guiño a tanta devoción cerró la actuación con un ya inesperado bis, ‘Las locas por amor’  de Turina, cantado en un aceptable castellano.

EXIGENTE PROPUESTA

Antes había agitado al personal con la pieza de opereta ‘Dein ist mein ganzes’ de Léhar, de la que hizo una impresionante recreación, y  cuatro canciones de Strauss, entre ellas ‘Cäcile’’ y el bellísimo lied ‘Morgen’. El artista había sentado cátedra con un repertorio alejado de su faceta operística. Algún despistado, que no había consultado el programa, llegó a confesar que esperaba otro tipo de recital. Pero el tenor no hizo, salvo en las propinas, concesiones y se aplicó a profundizar con rigor en su exigente propuesta, a pesar de que al principio le costó conectar con el público con los ‘lieder’ ‘Canciones de un camarada errante’ de Mahler. El despliegue de intimismo, con la voz todavía fría, en la inmersión de la tristeza de este caminante no fue suficiente como para acabar de conmover, aunque dejó detalles de su infinita clase.

La eclosión del gran intérprete que es empezó a aparecer en los ‘Siete sonetos de Miguel Ángel’ de Britten, donde su poderoso registro central y su calidad de tenor heroico llenaron de expresiva naturalidad su actuación, especialmente en ‘Veggio co bei ‘ vostri occhi un dulce lune’. La dicción en italiano fue notable, a pesar de alguna dificultad en el fraseo. Pero donde destapó el tarro de las esencias fue en la memorable segunda parte consagrada a Strauss. Los ‘Nueve lieder de Letze Blätter, opus 10’ mostraron a un Kaufmann intenso, espontáneo, romántico, expansivo y de deslumbrante técnica. Lo propio sucedió con las cinco canciones del autor que completaron una inolvidable cita..