CRÓNICA DE MÚSICA

Intimismo y explosión de color con Javier Perianes

El pianista onubense seduce al Palau con Schubert y obras de Falla, Debussy y Albéniz

El pianista Javier Perianes, en el Palau de la Música.

El pianista Javier Perianes, en el Palau de la Música. / periodico

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

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Viena y Granada son ciudades que conectan con el universo creativo de Javier  Perianes (Nerva, Huelva, 1978). El pianista español más internacional volvió a demostrar en el Palau el poder de un discurso musical arraigado en la mejor tradición, pero marcado por el sello de su personalidad interpretativa. Acaba de publicar con Harmonía Mundi un disco con dos sonatas de Schubert, de las que eligió la  ‘D.664’ para el concierto de la noche de martes, centrando una primera parte dedicada al intimismo y refinada policromía de esta obra y el de las ‘Tres piezas para piano, D.946’, del mismo autor, que ofreció después. La explosión de color llegó con la galería de música impresionista relacionada con la atmósfera granadina y la danza con obras de Falla, Debussy y Albéniz.

Era un programa tan ambicioso como exigente. Perianes desplegó toda su sabiduría expositiva sobre el teclado, conteniendo su extravertida personalidad en beneficio de la introspección que pide Schubert, moderando tiempos y  dinámicas para dejar que la partitura fluya con naturalidad. La belleza y el delicado melodismo de la sonata brotaron con una magia y sensibilidad especiales y lo propio ocurrió con la sutil versión de las mencionadas piezas para piano, en las que el solista se mostró en estado de gracia.

En la continuación Perianes  volcó toda la fuerza e inspiración en un bien estructurado catálogo de las conexiones entre la música española y francesa de principios del siglo XX. El artista entusiasmó con la interpretación de un repertorio que domina como pocos y que le ha acreditado como un referente en sus giras por el mundo. ‘Homenaje, pour ‘Le tombeau’ de Debussy, escrita por Manuel de Falla en Granada en 1920, primero para guitarra pero luego arreglada para piano por el autor, abrió una cromática y ensoñadora segunda parte.

Nada más oportuno que el enlace entre esta interpretación y las seleccionadas obras de Debussy que recreó a continuación. ‘La soirée dans Grenade’ dibuja el gozo de vivir andaluz; ‘La puerta del vino’, expuesta con ritmo de habanera, y la luminosa ‘La sérénade interrompeu’, con aires de jota, ilustraron tres páginas inolvidables del compositor francés. ‘El Albaicín’, de la suite ‘Iberia’ de Albéniz reflejó con el virtuosismo de Perianes el hechizo de Granada y culminó con una vibrante versión de la suite para piano de ‘El amor brujo’ de Falla.  Un apoteósico final que incluiyó la espectacular ejecución de la célebre ‘Danza ritual del fuego’.