CRÓNICA
Binky Griptite, iluminado por los clásicos
El guitarrista y cantante estadounidense ofició una intensa sesión de soul y funk en el ciclo Caprichos de Apolo, acompañado por The Silverbacks y Shirley Davis
Jordi Bianciotto
Periodista
JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA
Binky Griptite no dispone aún de un repertorio propio establecido y reconocible, pero conoce el modo de expresar autoridad con su voz, su guitarra y el reflejo de sus horas de vuelo al servicio de estrellas como Sharon Jones y Amy Winehouse. Así fue este miércoles en La 2 (ciclo Caprichos de Apolo), donde este músico de Milwaukee coronó una frondosa noche de soul y funk alimentada por The Silverbacks desde la sala de calderas.
Sesión a tres tiempos, que abrió esta banda madrileña enseñando los dientes con sus secuencias instrumentales poderosas, de órgano viscoso y metales relucientes. Dieron la bienvenida a la cantante a la que últimamente han ligado su destino, la australiana Shirley Davis: un diablillo bendecido con un torrente de voz, clamando por esa ‘Black rose’ que da título a su último disco, rosa negra de laboratorio, irreal pero mágica. Ella tiene también algo de rareza, pero su canto fogoso es físico y verdadero. Material soul de resonancias clásicas, con guiños a Marva Whitney, la que fue cómplice de James Brown (‘Its my thing’) y Neneh Cherry, de quien abordó un fragmento de ‘Buffalo stance’ entre tersas fibras ‘funky’.
HOMENAJE A CHUCK BERRY
The Silverbacks se pusieron luego al servicio de Binky Griptite, un discreto músico de prestigio convertido en ‘front-man’ de un día para otro, un papel que asume sin sobreactuaciones y con aparente naturalidad. Más ‘funky’ que ‘soul man’, comenzó acudiendo a los aislados ‘singles’ publicados a su nombre (‘Mellomatic mood’, ‘One time, you’re mine’) y proclamando su admiración, como guitarrista, Gibson en mano, hacia Chuck Berry a través del trotón twist de ‘I’m talking about you’. De ahí a otra leyenda, “el gran Solomon Burke”, en ‘Stupidity’, el clásico que por aquí conocimos vía Dr. Feelgood.
Voz robusta y expresiva, empatía con el público (una docena de chicas subieron para arroparle en ‘Super good’), espacio para el baladón sentimental (‘You’re gonna cry’) y una consistente cita a The Impressions en ‘Check out your minds’. Repertorio sin sentido de la innovación pero con estilo y poder comunicativo. Lo coronó un medio tiempo burlón llamado ‘Don’t be an asshole’, destinado a su futuro disco largo en solitario y con el que demostró que, además de ciencia musical, Griptite tiene humor.
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