CRÍTICA DE CINE

'Un minuto de gloria': la decencia apisonada

Un desolador retrato de la Bulgaria contemporánea, con gotas de humor negro entre la atmósfera fatalista que la envuelve

NANDO SALVÀ

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Los hombres honestos están perdidos en una sociedad lastrada por la corrupción y carente de conciencia; es el desolador mensaje que ofrece 'Un minuto de gloria', retrato de la Bulgaria contemporánea que también refleja las divisiones de clase y el culto al lucro personal derivados del tránsito a la economía capitalista de las sociedades post-soviéticas.

Al mismo tiempo, la segunda película de Kristina Grozeva Petar Valchanov toma la escalada de acontecimientos que genera un simple incidente -un trabajador ferroviario es arrojado a una pesadilla burocrática tras informar a las autoridades del hallazgo de un montón de dinero- para orquestar una intriga asombrosamente precisa, y en la que el efectivo uso del humor negro ofrece momentáneos respiros de la atmósfera fatalista generada por la violencia que inevitablemente está por llegar.

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