CRÍTICA DE CINE

'Train to Busan': zombis de culto

El filme de Yeon Sang-ho es un espectáculo repleto de adrenalina que da una nueva dimensión a un género que parecía gastado

BEATRIZ MARTÍNEZ

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El cine surcoreano atraviesa un magnífico momento de forma. Muchos de los autores más representativos de su 'establishment', como es el caso de Park Chan wook, Kin Jee- woon o Na Hong-jin, han ofrecido en el último año obras importantes que sirven para reforzar el magnífico estado de una cinematografía que ha conseguido aunar de manera armónica el prestigio crítico y la vocación comercial gracias a unas dosis inauditas de frescura y originalidad, de imaginación a la hora de yuxtaponer géneros partir de su particular óptica.

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Es precisamente lo que ocurre en 'Train to Busan'. El género de los zombis parecía haber caído en la desgana y conformarse con seguir los mismos esquemas de siempre. El director Yeon Sang-ho no descubre ni revoluciona nada en su nueva película, pero sí que tiene la capacidad de utilizar los esquemas ya asimilados y ofrecer un espectáculo capaz de alcanzar una nueva dimensión independiente

La premisa es la de siempre: un virus se expande con la rapidez de un rayo y convierte a los infectados en zombis hambrientos de carne humana. El desarrollo puede parecer también tópico: Un grupo de personajes intenta escapar de ellos. Lo interesante es la forma en la que el director consigue orquestar con esos elementos un aparato de relojería de una precisión implacable a través de una serie de 'set pièces' de acción que no funciona por acumulación, como suele ser habitual, sino que tiene la virtud de reinventarse en cada una de las paradas de su recorrido a través de soluciones narrativas y visuales de extrema originalidad.

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Yeon Sang-ho, que procedía del cine de animación (su anterior trabajo, 'Seoul Station' es precisamente el germen de esta película) despliega una magnífica planificación secuencial que parece beber de las viñetas de un cómic. Sus planos son tan secos y rápidos como elegantes, llenos de detalles, de contagiosa ferocidad y capaces de transmitir las dosis perfectas de adrenalina y tensión al mismo tiempo que logran configurar el tejido emocional del filme a través de las relaciones que se van estableciendo entre los personajes.

'Train to Busan' es un auténtico espectáculo repleto de adrenalina. No hay lugar para el descanso en esta película en constante movimiento. El tren se convierte en una especie de metáfora caníbal de una sociedad en la que todo va demasiado deprisa, en la que la lucha por la supervivencia parece entroncarse con las bases del más voraz capitalismo. Como toda gran película de género fantástico, también aquí encontramos una reflexión en forma de metáfora de nuestro tiempo

Podríamos considerarla como un cruce perfecto entre 'Snowpiercer' de Bong Joon-ho y 'Guerra Mundial Z', pero 'Train to Busan' consigue alcanzar unas dosis de personalidad propia que la convierten en un ejercicio de estilo de una gran eficacia y contundencia lleno de impactantes imágenes para el recuerdo. Una 'cult movie' instantánea.