CRÍTICA DE CINE

'Tierra firme': náufragos generacionales

El filme de Carlos Marqués-Marcet peca en ocasiones de 'hípster' y artificial, pero al mismo tiempo está dotado de una caligrafía emocional llena de sutileza

Beatriz Martínez

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Podríamos considerar a Carlos Marqués-Marcet una mezcla entre John Krasinski, Josh Radnor y Zach Braff a la española. Con ellos comparte el retrato generacional de los treintañeros estancados en sus propios universos particulares que se enfrentan a los cambios que impone la madurez. Pero si algo distingue al catalán es su capacidad para introducirse en la intimidad de sus personajes e intentar capturar cada momento de una manera auténtica. Ya lo hizo en '10.000 KM' y ahora vuelve a repetir la jugada en 'Tierra firme', interesante reflexión a tres bandas en torno a la ansiedad (o no) por experimentar la maternidad a determinada edad y las renuncias que eso conlleva. Puede que en ocasiones peque de 'hípster' y artificial, pero al mismo tiempo está dotada de una caligrafía emocional llena de sutileza.