CRÍTICA DE CINE

'Zama': en la jungla de los sentidos

El nuevo trabajo de Lucrecia Martel es una obra absolutamente única, que ofrece difícil acceso pero a cambio proporciona generosas recompensas sensoriales

Nando Salvà

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'Zama' deja claro que los nueve años que Lucrecia Martel ha pasado sin estrenar películas no ha hecho sino multiplicar su intrepidez artística y su vocación iconoclasta. Ambientada al final del siglo XVIII en la Sudamérica colonial, acompaña a un funcionario del imperio español que pierde la cabeza mientras espera un traslado para atacar la bruteza masculina y la mentalidad ignorante y racista que sustenta los imperialismos. En el proceso, la película no maneja estructuras narrativas al uso sino sobre todo texturas y densas atmósferas visuales y sonoras que deliberadamente tratan de confundir al espectador e invitarlo a que se rinda a su contundente poder sugestivo. Es una obra absolutamente única, que ofrece difícil acceso pero a cambio proporciona generosas recompensas sensoriales.