CRÍTICA DE CINE

'Cars 3': eficacia garantizada

¿Para quién se ha hecho esta tercera entrega de la serie? Los fabricantes de juguetes levantan la mano

NANDO SALVÀ

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{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Cars 3\u00a0\u2605\u2605\u2605","text":"Direcci\u00f3n:\u00a0Brian FeeVoces originales:\u00a0Owen Wilson, Cristela Alonzo, Chris Cooper, Nathan FIllion, Armie Hammer, Larry the Cable GuyT\u00edtulo original:\u00a0'Cars 3'Pa\u00eds:\u00a0Estados UnidosDuraci\u00f3n:\u00a0102\u00a0minutosA\u00f1o:\u00a02017G\u00e9nero:\u00a0AventurasEstreno:\u00a020 de noviembre del 2015"}}

A estas alturas resulta imposible pensar en 'Cars' sin tener en cuenta el 'merchandising': cada nueva entrega de la saga supone para la compañía beneficios monstruosos derivados de la venta de juguetes y mochilas. Entendida como operación financiera, pues, la nueva película es un triunfo; por lo demás, sin embargo, es uno de los ejercicios narrativos menos brillantes que a Pixar se le recuerdan.

En concreto, 'Cars 3' recicla sin reparos elementos argumentales de 'Cars' (2006): como en aquella primera película, el héroe Rayo McQueen debe prepararse para la gran carrera y redescubrir la confianza en sí mismo. Pero si entonces el viaje era esencialmente mental -se trataba de aprender el valor del respeto y el trabajo en equipo- ahora incorpora un componente de preparación física que el director Brian Fee aprovecha para poner a funcionar varios clichés propios del cine deportivo.

En concreto, la película toma prestada una premisa que vehicula varias de las entregas de la saga de Rocky Balboa: el perro viejo que debe adaptarse a los nuevos tiempos y pelear por recuperar la supremacía en una competición que parece haberse olvidado de él. La diferencia es que lo que aquí se defiende es la importancia de saber cuándo es hora de colgar las botas y de hacerlo con dignidad.

Es una pena que la forma de suministrar tan valioso mensaje no sea más inspirada. 'Cars 3' incluye varias coreografías automovilísticas deslumbrantes, pero por lo demás se muestra del todo desinteresada en ofrecer más humor que el de la variedad más tosca, diálogos que no sean puramente expositivos o personajes dotados de cierto colorido y cierta hondura. Y asimismo resulta extraño construir una película infantil alrededor de asuntos como el paso del tiempo o la crisis de la madurez. Por supuesto los niños harán caso omiso a esos temas cuando acudan en tromba a verla, pero en todo caso cabe preguntarse, ¿para quién se hizo 'Cars 3'? Los fabricantes de muñecos levantan la mano.