CRÍTICA

'13 horas. Los soldados secretos de Bengasi': Americanos valientes, burócratas cobardes

NANDO SALVÀ

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{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"'13 horas. Los soldados secretos de Bengasi'\u00a0\u2605\u2605","text":"Direcci\u00f3n:\u00a0Michael BayCon:\u00a0Jon Krasinski, Pablo Schreiber, James Badge Dale, David DenmanT\u00edtulo original:\u00a0'13 Hours: The Secret Soldiers of Benghazi'Pa\u00eds:\u00a0Estados UnidosDuraci\u00f3n:\u00a0144 minutosA\u00f1o:\u00a02016G\u00e9nero:\u00a0B\u00e9licaEstreno:\u00a026 de febrero del 2016"}}Michael Bay insiste en que su película sobre los ataques del 2012 contra el consulado estadounidense en Bengasi no es cine político, y eso en parte es falso porque, aunque no menciona a Obama Hillary Clinton, al poner el foco en sus seis mercenarios protagonistas y convertirlos en sobrehumanos garantes de la perfecta moralidad crea una visión sesgada no solo de la causalidad de la guerra y el terrorismo, sino también de los seres humanos en su centro.

Por otra parte, claro está, esto es una película de Michael Bay y por tanto su mayor interés es hacer explotar cosas, y orquestar tiroteos y persecuciones, y hacer ruido. Las motivaciones políticas detrás de todo eso no importan. El problema es que casi dos horas y media de ese tipo de acción cansan; sobre todo porque la película se centra en personajes que son héroes y hombres devotos de familia pero no gente real, y además no se preocupa ni por distinguirlos entre sí ni por poner en sus bocas diálogos que no sean terribles. Al final, todo el uso que Bay da a su habitual repertorio visual -ralentizados, trucos incomprensibles de cámara, planos de banderas americanas- es reducir una situación geopolítica compleja a un conflicto entre Americanos Valientes que tienen lo que hay que tener y Burócratas Cobardes cuya inacción causa bajas.