'La momia': una película muerta como su título

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Después de pasar 30 años venciendo a los malos, Tom Cruise ha encontrado un enemigo más fuerte que él. 'La momia' nos muestra al actor con los brazos bajados. Perdido entre plagas tediosas y poco convincentes de insectos, ratas, pájaros y zombis digitales, la última estrella de Hollywood parece asumir la triste verdad: que el público actual no va al cine a ver actores sino universos cinematográficos; que esta no es la última película de Tom Cruise sino el inicio de una nueva saga por la que desfilarán monstruos clásicos como Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo. De hecho, es la primera película protagonizada por Cruise en mucho tiempo en la que su personaje lo podría haber interpretado cualquiera.

En realidad eso no sería un gran problema si lo que pasa en pantalla a su alrededor tuviera cierto interés. Pero no. 'La momia' no es más que otro ejemplo ruidoso y excesivo de lo que conocemos como 'blockbuster', indescriptible con términos como terror, aventura, fantasía o 'thriller'; un chorreo constante de acción y destrucción puntuado por toscos conatos de narración, en el que a pesar de los excesos explicativos todo permanece vago y confuso. El tipo de película en la que vuelan las balas y nadie finge preguntarse de dónde vienen, y en el que preguntas como dónde están los personajes o por qué están haciendo lo que hacen permanecen sin respuesta, en parte porque los efectos especiales son tan burdos y las escenas de acción rodadas con tan poca luz que apenas se puede vislumbrar lo que pasa.

El resultado es una película casi tan muerta como el personaje que le da título. Aunque lo cierto es que 'La momia', decimos, es menos una película que un larguísimo tráiler de todas las entregas de la nueva saga que vendrán después, probablemente todas ellas apoyadas por un lado en la misma única idea y por otro en la desesperación de sus productores por hacer caja. Con tan frágiles cimientos, promete morir aplastada por su propio peso.