CRÍTICA

'La chica danesa': Más contención que transgresión

QUIM CASAS

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En la primera media hora de 'La chica danesa', las cosas ocurren muy deprisa y no están demasiado bien explicadas. Lo que empieza como un juego termina como una reivindicación transgénero. En los años 20 del pasado siglo, un joven pintor danés se viste de mujer para posar para su esposa. La apariencia, el fingimiento divertido, se prolonga asistiendo a una fiesta con ropas de su mujer. Poco a poco deja de ser Einar para convertirse en Lili. Después, el filme es todo lo contrario: moroso más que lento, con esa afectación estética que ya caracterizaba un anterior trabajo del director Tom Hooper'El discurso del rey'. Todo está bien dispuesto sobre la pantalla, pero falta tensión y verdadera transgresión. Y lo que se cuenta es una historia transgresora. Eddie Redmayne se excede, pero en oposición, Alicia Vikander, la esposa del pintor, realiza una magníficamente contenida interpretación.