'Baskin': terror malsano a la turca

Ranas ensangrentadas, cartílagos, trozos de carne, visiones sobrenaturales, personajes que experimentan sensaciones incompresibles desde una perspectiva razonable, espacios subterráneos, húmedos y angostos, sectas malsanas, el trauma que sigue arrastrando un joven cuando, siendo niño, una visión rojiza y asquerosa le perturbó para siempre, cuerpos mutilados y enjaulados, canibalismo... Nada de lo que muestra 'Baskin', ópera prima de Can Evrenol, parece especialmente original. Sin embargo, esta producción turca tiene un hálito especial, siempre a partir de la idea de que, además de sustos a doquier, un buen filme de terror debe proporcionar, al menos, una atmósfera sugerente e inquietante.

Pocas cosas nos llegan del cine turco. Las que se estrenan pertenecen a autores como Nuri Bilge Ceylan, prestigiados en festivales como el de Cannes. Aún menos se estrenan si es cine turco de género. Así que 'Baskin' debe degustarse como lo que es, una rareza por su nacionalidad pero no por lo que propone y consigue.

Empieza como un relato costumbrista, con una conversación cotidiana a lo 'Reservoir Dogs', solo que aquí un grupo de policías habla sobre el Barça, la Liga Española y, claro, Arda Turan, en vez de las propinas y las canciones de Madonna. Tópico pero real. Después va adquiriendo tonos tenebrosos. Muestra el horror en primer plano. Y concluye con un festín desagradable nada salido de tono, lo que está muy en consonancia con el cine de terror contenido que se estila en los últimos años. La atmósfera, siempre la atmósfera.

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