exposición

Courbet marca el camino del realismo catalán en el MNAC

'El desesperado' (1844), de Gustave Courbet.

'El desesperado' (1844), de Gustave Courbet.

NATÀLIA FARRÉ
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La telaAutorretrato, también conocida comoCourbet con el perro negro (1842), fue la primera obra de Gustave Courbet que se expuso en España. Ocurrió en 1917, en el Palau de Belles Arts de Barcelona, en el marco de una exposición de pintura francesa organizada por el Ayuntamiento a instancias de los artistas catalanes que querían ayudar a sus homólogos franceses cuyo país estaba en guerra. Ahora, casi un siglo después, la tela vuelve a la ciudad y lo hace para abrir la muestra de lienzos más completa, en cuanto a calidad, del padre del realismo realizada nunca en el país:Realismo(s). La huella de Courbet, hasta el 10 de julio en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC).

Junto con la tela ya vista llegan 16 obras más de Courbet (1819-1877), todas inéditas en Barcelona a excepción de la emblemáticaEl sueño, que ya se expuso en La Pedrera en el 2004. El resto -El desesperado, La hilandera dormida, El hombre de la pipa yEl hombre herido, entre otras- se muestran por primera vez. Pero Courbet no viene solo. Lo hace acompañado de otros realistas franceses, como Carolus-Duran, Corot y Millet; y de maestros españoles del siglo XVII, como Velázquez, Murillo y Ribera. También de Rembrandt y de Tàpies. Y, como no podía ser de otra manera, de los realistas catalanes con Ramon Martí Alsina a la cabeza, seguido por Benet Mercadé, Antoni Caba, Simó Gómez y Pere Borrell. En total la exposición, una producción propia, reúne 80 piezas, entre pinturas, dibujos, fotografías y grabados.

Pero, ¿qué discurso se estructura alrededor de esta variedad de autores? El eje vertebral de la muestra «es el realismo en Catalunya contextualizado con las obras de los realistas franceses», según Cristina Mendoza, subdirectora del MNAC y una de las comisarias de la muestra. A su vez también incorpora una mirada hacia atrás porque los pintores realistas «se inspiraron en las paletas austeras del tenebrismo», continúa. Y otra hacia delante porque «el realismo aún pervive», concluye. De esta manera, la exposición se cierra con un espacio de síntesis donde tres de los protagonistas -Courbet, Martí Alsina y Ribera- dialogan con Tàpies.

EL DESCUBRIMIENTO / Pero entreCourbet con el perro negroy el pintor matérico, el recorrido permite evidenciar que en Catalunya se dio el único foco realista de España. Y que su introductor y más prolífico representante fue Ramon Martí Alsina del que se exhiben 17 telas. Fue el máximo exponente del realismo y el más conocido pero no el único, y quizá tampoco el mejor. Uno de los grandes desconocidos es Simó Gómez, «un pintor excelente cuya factura es la que mejor sintetiza la influencia de Velázquez en los realistas -según Mendoza- y que la exposición ayudará a descubrir».

Y, como los periodos y movimientos artísticos no son compartimientos estancos, ni tienen unas fronteras claras, también figuran en la exposición artistas como Marià Fortuny y Ramon Casas. que «evidentemente no eran realistas pero que tienen obras que dialogan perfectamente con el movimiento», explica Mendoza. Así, en la misma sala deEl sueño se exhibe un desnudo de Fortuny. Y en una misma pared cuelgan Velázquez, Carolus-Duran y Casas. El francés era un devoto del sevillano y Casas con 15 años fue a París a estudiar en el taller de Carolus-Duran , y sus piezas de esa época, como la expuesta, son deudoras del realismo.