La vida de una obra de arte codiciada por Napoleón y Hitler

El cordero más deseado

Un libro revela los misterios del cuadro más robado de la historia, 'El retablo de Gante'

El cordero más deseado

El cordero más deseado / periodico

ANNA ABELLA
BARCELONA

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Es la obra de arte más robada de la historia, implicada en 13 delitos, botín de guerra, falsificada, desmembrada, vendida ilegalmente y censurada, ha escapado a bombas e iras religiosas, la han codiciado huestes napoleónicas y los mandamases nazis Hitler, Himmler y Göring. Desde que el entonces joven maestro flamenco Jan van Eych terminara de pintar en 1432 los 24 paneles de roble de dos toneladas que componen La Adoración del Cordero Místico, también conocida como El retablo de Gante, la obra ha sobrevivido y formado parte de la azarosa historia de Europa. El historiador de arte Noah Charney desvela en Los ladrones del Cordero Místico (Ariel) la alambicada intrahistoria y los misterios de una pintura que «cautiva la mirada y desafía la mente».

Charney (New Haven, EEUU, 1979), experto en delitos relacionados con el arte y fundador de ARCA (asociación sin ánimo de lucro que los investiga), ha asesorado a Scotland Yard y otras policías y su primera novela, El ladrón de arte, fue un superventas. El autor inició su documentado estudio, salpicado de herramientas novelescas, comprobando las pistas de un viejo profesor. «Me dijo que era la obra más robada y deseada de la historia», explica vía e-mail desde Roma, donde vive y da clases.

«Completamente fascinado» por el retablo, que el Instituto Getty esta restaurando, Charney opina que «está a salvo y bien cuidado» en su enclave original, la catedral de Gante, antes abadía de San Bavón, en Bélgica. «Siempre que voy a verlo aprendo algo. Hace poco me di cuenta de que quizá sea la primera pintura religiosa que incluye a alguien riendo», aventura (está en el panel de los Santos Peregrinos).

Para Charney, la obra «es una lente ideal» para examinar «la historia del crimen en el arte, un drama humano psicológico lleno de motivaciones ideológicas, religiosas, políticas y sociales». Usemos pues la lupa.

PREDELA PERDIDA

 Originalmente, el retablo lucía en la base una tira de pequeños paneles cuadrados que se dice representaban el limbo. En 1550 la predela fue retirada durante una dudosa limpieza y se perdió para siempre.

LUCHA INTERRELIGIOSA

 Los airados calvinistas intentaron entrar en la catedral de Gante en 1566 para destruir el retablo pero los guardias católicos que lo custodian lo impidieron y lo ocultaron.

EL SAQUEO NAPOLEÓNICO

 La Revolución francesa desató el saqueo de arte para exponerlo ante el pueblo. Los paneles centrales del retablo fueron confiscados y enviados al Louvre en 1794 por el asesor artístico de Napoleón, Dominique Vivant Denon. En 1815, Luis XVIII, tras la derrota napoleónica en Waterloo y agradecido con la ciudad que lo acogió en esa época convulsa, los devuelve a Gante.

CENSURA AL DESNUDO

 En 1781, los realistas desnudos de Adán y Eva acabaron en un almacén y sustituidos por copias donde unas pieles de oso los cubren de los ojos escandalizados del emperador José II, ilustrado, pero moralista. En 1861, el Gobierno belga convenció al obispo de Gante para que vendiera los originales a la Galería Nacional de Bruselas para conservarlos mejor.

SEPARACIÓN Y VENTA ILEGAL

 En 1816 el vicario de San Bavón vendió ilegalmente seis paneles laterales a un marchante que los revendió en Alemania al coleccionista Edward Solly. En 1821, el rey de Prusia Federico Guillermo III compró la colección Solly (3.000 pinturas) para crear un gran museo en Berlín. Allí cortaron los paneles verticalmente para que anverso y reverso pudieran verse desde un solo ángulo. El Tratado de Versalles obligó a Alemania a devolverlos a Gante en 1918.

¿POSIBLE COAUTORÍA?

 Durante una restauración en Berlín, en 1823, se descubrió una inscripción oculta sobre dos paneles laterales: indica que Hubert van Eyck empezó el retablo pero a su muerte fue su hermano Jan quien lo acabó. Se desconoce qué hizo cada uno.

EL HÉROE CANÓNIGO

 Al inicio de la primera guerra mundial, en 1914, el joven canónigo de la catedral de Gante Gabriel Van den Gheyn protegió el retablo de la codicia alemana, que husmeó su pista durante todo el conflicto. Camuflado en una carreta de venta ambulante lo trasladó de incógnito y lo ocultó en unas casas y tras un confesionario de otra iglesia. Tras el armisticio regresó sano y salvo a la catedral.

EL PANEL ROBADO

 En 1934 el panel de los Jueces Justos -donde Van Eyck se autorretrata con turbante oscuro- y su reverso, la estatua de Juan Bautista, fueron robados de la catedral. El obispo recibió notas pidiendo el rescate y el caso acabó envuelto en misterios y conspiraciones. Antes de morir, el rico agente de bolsa Arspende Goedertier confesó el robo a su abogado sin revelar el escondite. Este lo investigó junto con varios fiscales sin contar con la policía, que se mostró inepta. Juan Bautista fue devuelto pero los Jueces Justos siguen hoy perdidos. En 1945 Jef van der Veken pintó una copia para sustituir el panel. Su calidad y una enigmática inscripción han hecho dudar de si lo robó él y la copia era en realidad el original.

LA CODICIA NAZI

Además de símbolos arcanos, claves y referencias a temas teológicos y paganos que Van Eyck camuflaba en su obra, el motivo central del retablo es el Cordero de Dios que vierte su sangre en un cáliz de oro, el Santo Grial: irresistible tentación para Hitler y Himmler, que rivalizaron con Göring por poseerlo. Según Charney, «los nazis creían que la pintura contenía un mapa cifrado que les llevaría a las Arma Christi, instrumentos usados en la Pasión de Cristo», que tenían poderes sobrenaturales.

Para protegerlo de los nazis en la segunda guerra mundial la obra viajó al castillo pirenaico de Pau, pero en 1942 Göring lo confiscó y llevó a París. Su rastro desapareció y fue víctima del plan de Hitler para apoderarse de los tesoros artísticos del mundo para su futuro museo de Linz. Al final de la guerra fue rescatado, junto a 12.000 piezas de arte más, de la mina de sal de Altaussee, en los Alpes austriacos, por agentes dobles austriacos, resistentes y oficiales aliados. El jefe nazi de la mina quería volarla antes de la llegada aliada. Último sobresalto: una tormenta provoca el aterrizaje de emergencia del avión que lleva El Cordero de vuelta a Gante.