Conmovedor Matthias Goerne

CRÓNICA El barítono alemán y el pianista Alexander Schmalcz cautivan con Schumann

El barítono alemán y el pianista Alexander Schmalcz, en Vilabertran.

El barítono alemán y el pianista Alexander Schmalcz, en Vilabertran. / periodico

CÉSAR LÓPEZ ROSELL
BARCELONA

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Después de la sacudida con La canción de la tierra de Mahler, producción de la que Matthias Goerne había sido un decidido impulsor, al barítono alemán le quedaba todavía un as en la manga. Un programa centrado en Schumann volvió a dejar sin palabras a los fieles que abarrotaron el domingo la canónica de Santa Maria de Vilabertran. El cantante y Alexander Schmalcz, el pianista que en perfecta fusión le acompaña y se convierte en una prolongación del intérprete, cerraron el clamoroso fin de semana de la Schubertiada .

La interpretación de estos ciclos de canciones, basados en el caso del Liederkres opus 39 en poemas de Eichendorf y en el del opus 24 en Heine, llenaron el recinto de profundo contenido emocional. Compuestas después del matrimonio del autor con la pianista Clara Wieck, consumado después de muchas dificultades, las canciones respiran una marcada aureola romántica con explosivos momentos de felicidad, aunque sin abandonar del todo la sombra de la muerte.

La recreación de este mundo interior de sentimientos encontró en el fraseo y dramatización de los lieder y en el poderoso, cálido y envolvente registro del barítono toda la fuerza expresiva necesaria para transmitir su contenido. El vampirizado público se rindió, un año más, al magnetismo de un artista al que Vilabertran, por su fidelidad a la muestra, le debe una calle o un monolito.

Queda todavía una semana de Schubertiada, con actuaciones muy apetecibles como la de la messo Sarah Connolly, pero este recital se recordará como uno de los mejores de este festival, aunque en la memoria estén siempre presentes su mágicas recreaciones del obras como La bella molinera o el Viaje de invierno de Schubert, del que es un referencial intérprete.

Tras un inicio con De los cantos hebraícos de Myrten, op. 25 y Seis poemas del cancionero de un pintor y Mensaje amoroso, ambas de Sechs Gedichte aus dem Liederbuc eines Malers, op. 36, Goerne y Schmalzc viajaron, primero, por la senda de los Liederkreis de Eichendorff. In der Fremde, evocando la nostalgia del retorno a casa con alusión al reposo eterno, arrancó una tanda de 12 canciones, donde la naturaleza, la calma, la soledad , la melancolía o el influjo de la noche aparecen reflejados.

En los Liederkreis de Heine, con exquisito tratamiento por parte de Schumann de la música y la poesía, Goerne trasmitió la intensidad de los anhelos, dudas y desesperación amorosos. Sublimes páginas para recordar.

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