Música de hoy en iglesias centenarias

Antes de que se empezasen a construir teatros, auditorios, polideportivos y salas de conciertos, las iglesias eran el principal recinto cerrado en el que la gente se reunía para escuchar música. En Catalunya hay más de un millar de iglesias, monasterios y ermitas repartidos por toda la geografía y cada vez más músicos, no necesariamente religiosos ni de clásica, introducen su repertorio profano en estos recintos. Y no se trata solo de cantautores, sino también de rockeros y hasta autores de música electrónica.

Lídia Pujol ha culminado este fin de semana en la Basílica de Santa Maria del Pi de Barcelona una gira con escalas en iglesias como Sant Joan de Coaner, Santa Maria de Veciana, Sant Ponç de Corbera y Santa Maria de Serrateix. A menudo son "ermitas perdidas en la montaña que han quedado en manos de los vecinos que las aman. Al ver estos lugares maravillosos, pienso: '¡Quiero cantar aquí!'. He actuado en unos 40 en los últimos tres años", calcula.

INTERÉS DE LOS VECINOS

La cantante barcelonesa vive a tres kilómetros de la iglesia de Sant Salvador del Coll de l'Aguda. Allí va a cantar cada día y allí grabó el disco 'Mariam matrem'. Se enganchó tanto a esa sonoridad que decidió buscar más ermitas y monasterios donde presentar su cancionero místico. ¿Cómo lo ha conseguido? "Me acercaba a la masía de al lado, preguntaba, veía que les interesaba que se hicieran cosas y ellos mismos te buscan un generador, traían sillas y lo difundían entre los vecinos", narra.

Con esta dinámica, Pujol establecía un nexo íntimo con el territorio y su gente y, además de un concierto, promovía una actividad comunitaria. "Llegaba por la mañana con un pequeño equipo de sonido y luz que yo misma cargaba, con un músico o dos, y entre todos teníamos la tarea común de hacer posible el espectáculo. Para mí, eso es un ejemplo práctico de independencia verdadera", reivindica. En estos tres años, Pujol celebra haberse liberado de intermediarios y haber aprendido a trabajar en espacios "donde la moneda de cambio es la confianza".

ELECTRÓNICA Y "FOLK TOSTÓN"

El trío de electrónica experimental Balago también ha paseado su disco 'Darder' por iglesias y ermitas. Siempre que actúan en este tipo de recintos perciben un respeto y predisposición de la gente muy superior que en las salas de conciertos. El trío introduce su música del siglo XXI en recintos centenarios y acerca sonidos aparentemente difíciles a gente de todas las edades. Así fue en la iglesia de La Doma de su pueblo natal, La Garriga, donde espectadores de entre cinco y 80 años recibieron un impacto no tan diferente del que generaría siglos atrás el canto gregoriano: de asombro y trascendencia. Al final del concierto, varias vecinas se acercaron al altar-escenario para preguntar al trío cómo creaba esa extraña música.

Pau Vallvé también ha actuado en la iglesia de La Garriga dentro del ciclo 'Terra de Sons'. Sin embargo, a él, cantar su "folk tostón" en una iglesia no le resulta extraño: "Hice mis primeros conciertos en la iglesia de mi pueblo. No está en activo, pero tenemos las llaves y la usamos como si fuera un casal", explica. Lo que sí valora de estos espacios es la reverberación: "La piedra antigua, el rebote y la humedad dan al sonido un carácter muy guapo".

Roger Mas ha tocado y cantado en iglesias desde tan pequeño que se le hace difícil recordar cuál fue la primera. "Para mí es un espacio natural en el que escuchar e interpretar música", explica. Pero si ha de elegir una, no duda: "La de Josa del Cadí. He actuado muchas veces en el JosArt, un festival sin organización ni infraestructura, un oasis de sueño y libertad".

EL ECO DE LAS ERMITAS

Numerosas asociaciones organizan ciclos en comarcas con escasa actividad cultural. Es el caso de 'El ressó de les ermites', cuyo objetivo es redescubrir y reutilizar un patrimonio en peligro de abandono. Senior i el Cor Brutal actuaron en la ermita de Baiasca, en el Pallars Sobirà. "Solo quedaban dos paredes semiderruidas", recuerda su cantante Miquel Àngel Landete, pero actuar al aire libre les reservaba un premio: "Oír el sonido de la música alargándose por el valle". Califica toda la experiencia como "trempadora".

El sábado, en Santa Maria del Pi, arropada por ese Cor de Vallferosa reclutado en distintos pueblos de Catalunya, Pujol alternó lo místico y lo revolucionario: el 'Llibre vermell de Montserrat', melodías de Joni Mitchell, versos de Ramon Llull, canciones populares sobre incesto, palabras de Santa Teresa de Jesús y proclamas en favor de la PAH y contra la masacre de Unión Fenosa en Guatemala. "Todo es un poco pasado de rosca", reconoce.

Recuperar ermitas para pasear o reunirse, introducir la música actual en recintos centenarios y usar su acústica para propagar otros discursos son intenciones que trascienden lo artístico y entran lo político. Aunque para Pau Vallvé, "un acto político sería que la iglesia pagase los impuestos de patrimonio que no paga o que dejase de recibir ayudas que recibe si somos un país laico". Su propuesta es otra: "Prefiero tocar en un local menos sagrado, gestionado por gente que crea en la sociedad, la cultura y el compartir. ¡Y la reverberación ya la podremos desde la mesa de sonido!".

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"La\u00a0bendici\u00f3n de los jesuitas","text":"Fue el festival Manrus\u00f3nica de Manresa el que\u00a0propuso a Balago actuar en la Cova de Sant Ignasi. \"Es un lugar de peregrinaci\u00f3n mundial\", dice David Crespo, de Balago. \"Y hubo que pedir permisos especiales porque los jesuitas ten\u00edan miedo a eso de la electr\u00f3nica\", aclara su hermano Roger. La sorpresa lleg\u00f3 al final del concierto: \"El superior nos abraz\u00f3 y nos dijo: '\u00a1A Beethoven le habr\u00eda gustado!'\". Tan entusiasmado qued\u00f3 el padre Francesc Riera que les redact\u00f3 una carta de recomendaci\u00f3n para facilitarles las negociaciones con otros p\u00e1rrocos: \"Su actuaci\u00f3n result\u00f3 de gran belleza y con un importante tinte m\u00edstico\", escribi\u00f3."}}