Tori Sparks, en su mar de músicas

La cantante y guitarrista de Nashville, residente en Barcelona, cruza raíces norteamericanas, latinas y flamencas este jueves en Heliogàbal

Tori Sparks

Tori Sparks / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Tras grabar cuatro discos en su país, Estados Unidos, y trasladarse a vivir a Barcelona, Tori Sparks no concebía un quinto trabajo en el que no se apreciara ese cambio de escenario. “Hubiera sido muy raro que la música no cambiara”, estima la cantante y guitarrista, cuya última obra, ‘El mar’, es un cruce de caminos de la música norteamericana con raíces y la latina, fruto de su relación con el grupo Calamento y el guitarrista Francisco Guisado ‘El Rubio’. Con ellos actuará este jueves en Heliogàbal (21.00 horas) y, en un formato más reducido, el 10 de diciembre en el Bar 134, también en Gràcia.

En ‘El mar’ conviven las composiciones propias y las versiones, tanto del norte (Leonard Cohen, Roy Orbison) como del sur: de Javier Ruibal (‘La flor de Estambul’, sobre la famosa primera ‘Gnossienne’, de Erik Satie) a los clásicos ‘La llorona’ y ‘Quizás, quizás, quizás’. Un repertorio mixto unificado por su voz temperamental y unas instrumentaciones que miran hacia la calidez flamenca, imaginario en el que se sumergió tras una visita poco menos que iniciática a Granada. “Caminaba por el Sacromonte y vi el cartel de una escuela de flamenco. Llamé, me dejaron entrar y me dieron una clase de guitarra ahí mismo. Me gustó que estuvieran dispuestos a enseñar a alguien como yo, teniendo en cuenta esa idea de que los gitanos no dejan que los payos entren en su mundo”, recuerda esta cantautora nacida en Chicago y crecida en Nashville.

EL MAR COMO METÁFORA

Sparks se siente “reiniciada, como un motor” con este disco, cuyo título corresponde a su primera canción escrita en castellano. “El mar es una buena metáfora de este trabajo, que refleja un viaje personal y musical”, explica. La pieza habla de “alguien que espera a una persona que quizá no vendrá”. Y añade con ironía: “Por suerte he tenido muy malas experiencias en la vida y gracias a eso tengo material para desarrollar una carrera musical”.

Temía que el disco no cuajara en el público. “Que no gustara a los puristas flamencos, que me acusaran de pretender sonar española…” Pero ha multiplicado sus actuaciones y la está proyectando a varios países europeos, de modo que ya piensa en un relevo en el que tendrá más peso la guitarra de ‘El Rubio’ y donde desarrollará ese diálogo entre géneros. “El flamenco, como el rock o el blues, no puedes cantarlo a medias, hay que hacerlo con corazón. Por eso me atraen esos estilos”, reflexiona Sparks, que tiene en la cabeza a un productor que podría hacerla feliz: Javier Limón. “Creo que podría sacar lo mejor de esta formación sin sacrificar el corazón de la música”. 

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