Competir y sumar

QUIM CASAS

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Pasada la primera hora de la gala, que siempre es la más rápida y centrada en lo que se tiene que centrar, dar los galardones y escuchar los agradecimientos, la cosecha premiada de este año parecía muy repartida y, por otro lado, bastante consecuente con las características de las películas nominadas. La de Daniel Guzmán, 'A cambio de nada', desbancaba a 'Requisitos para ser una persona normal' de Leticia Dolera, las dos opciones más claras en el cine novel, consiguiendo los Goya al director y actor revelación. En los premios técnicos comenzaban a perfilarse dos de las favoritas, 'Nadie quiere la noche' (maquillaje / peluquería y música) y 'La novia' (fotografía). El montaje, una herramienta esencial que en la concesión de premios solo parece entenderse cuando hay cortes rápidos y vertiginosos de cine de acción, recayó en 'El desconocido', precisamente una apuesta por el 'thriller' industrial español.

Después, hablando de montaje, vendría el corte obligado para que el presidente de la Academia, Antonio Resines, explicara algunas actividades, citara a sus vicepresidentes y volviera a hablar del IVA, la piratería y la condición del cine como cultura. Cada año, desde posturas diversas (de Álex de la Iglesia a Enrique González Macho, los anteriores presidentes), se reflexiona sobre lo mismo aunque nada cambia. Resines fue rápido y fluido. Aprender de los errores del pasado es de sabios.

Tras ese esperado parón, el asunto volvió a estancarse con referencias directas a la falta de gobernabilidad en España, el momento 'kitsch' con el Goya honorífico a Mariano Ozores y la actuación de un mago. Con el regreso de los premios siguió la tónica del reparto más o menos equitativo. Pero no era más que el calentamiento para los galardones que al día siguiente estarían en boca de todos. 'Truman' ya había conseguido el más cantado de todos, el de mejor actor de reparto para Javier Cámara. ¿Estaría en la decisiva batalla final?

Empezaron a caer otra vez repartidos con las dos perfiladas para obtener los galardones más importantes: uno para 'La novia' (actriz de reparto), otro para 'Truman' (guion original). Hasta que llegó el meollo de la noche, el premio a la mejor actriz.  Como acostumbra a ocurrir en estos casos, ante un previsible conflicto se acostumbra a preferir una salida airosa: ante dos divas (Juliette Binoche y Penélope Cruz) y la teórica favorita (Imma Cuesta), salió vencedora la menos esperada, Natalia de Molina. Se restituyó el orden, este sí esperado, con Ricardo Darín, mejor actor en el festival de San Sebastián, los Feroz, Gaudí y Goya por su composición en 'Truman'.

Y aunque como dijo León de Aranoa "las películas no compiten entre ellas, solo suman", había que decidir. Sinceramente, pensaba que 'La novia', tan alabada por muchos y denostada por muy pocos, iba a llevarse los dos premios finales, pero fue 'Truman' quien lo bordó. Hubo bastante reparto, pero el filme de Cesc Gay se llevó cinco, y de los más importantes (película, director, guion, actor y actor de reparto), de los seis a los que optaba. Habrá que seguir sumando.