CUENTA ATRÁS PARA EL SALÓN DEL CÓMIC

Zerocalcare, desde las jaulas del Estado Islámico

El superventas italiano regresa con 'Kobane Calling', donde relata sus viajes al Kurdistán en guerra contra los yihadistas

El autor italiano Zerocalcare, este martes en Barcelona, donde ha presentado su última obra, `Kobane Calling¿.

El autor italiano Zerocalcare, este martes en Barcelona, donde ha presentado su última obra, `Kobane Calling¿. / periodico

ANNA ABELLA / BARCELONA

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El italiano Zerocalcare (Arezzo, 1983) avanza en julio del 2015 por una franja de terreno en el norte de Siria, en la frontera con Turquía, en la que aún humea un coche bomba, camino de la Kobane reconquistada por los kurdos y liberada del Estado Islámico, en la que aún olerá los cadáveres bajo las ruinas de la ciudad. Ve unas jaulas como las de los pájaros colgadas a la vista en las calles. Era donde los yihadistas “metían las cabezas que cortaba”, le explica una combatiente kurda del grupo que le acompaña. En medio de una plaza, otra jaula, esta mucho mayor: “para quemar personas”. “Ver aquello me impresionó mucho. En ese momento, todos los miedos que tenía en Italia cuando veía en la tele su barbarie coincidían con la realidad”. El dibujante, que esta vez no podrá repetir su presencia en el Salón del Cómic, que abre este juevesSalón del Cómic, donde el año pasado presentó ‘La profecía del armadillo’, sí ha podido escaparse un par de días a Barcelona para hacer lo propio con ‘Kobane Calling’ ‘Kobane Calling’(Reservoir Books), relato, de nuevo autobiográfico, de dos viajes a través de Turquía, Siria e Irak hasta la franja de Rojava, que le llevaron a dar testimonio de la realidad y la lucha del pueblo kurdo

"SU MARCA ES EL TERROR"

“Sentía la necesidad de ver a los combatientes del Estado Islámico, de saber si era cierta esa imagen que tenemos de ellos de que son unos monstruos y unos bárbaros”, asume Zerocalcare, seudónimo de Michele Rech y todo un fenómeno en su país (ha vendido dos millones y medio de ejemplares de sus cómics). No vio a los yihadistas pero sí las casas de Kobane que ocupaban en el 2014, a solo 200 metros de él, durante su primer viaje a la zona, desde territorio turco. Pasó a 30 kilómetros del Mosul ocupado y sabía que podían estar escondidos en las ruinas que atravesaban. “Su marca es el terror, funcionan gracias al miedo. Pero a través de los relatos de la gente de allí he logrado desacralizarlos. Me hablaban de jóvenes drogados que no sabían porqué luchaban o que lo hacían creyendo que los kurdos eran cristianos y se sorprendían de que eran musulmanes cuando los capturaban. Es necesario desmitificarlos, si les quitas el aura de combatientes invencibles ya no tienen nada de fascinante. Son personas, con todas sus contradicciones”.   

‘Kobane Calling’ es un trabajo solidario, del que el autor dona parte de los beneficios al pueblo kurdo, y que, narrado desde la cotidianidad y como diario de viaje en primera persona, recuerda a las crónicas comprometidas de Joe Sacco ('Palestina', 'Gorazde') o Guy Delisle ('Pyongyang'). “Kobane era un símbolo glorioso de resistencia, victoria y liberación y te imaginas que al llegar será una fiesta. Pero verla me hizo entender que una guerra, aunque se gane, siempre es destrucción. Ahora, dos años después, sé que se está reconstruyendo gracias al esfuerzo de los kurdos porque no hay ayuda de ninguna fuerza internacional”.       

Porque los kurdos son un pueblo sin Estado, no reconocido oficialmente por la comunidad internacional, que viven entre Turquía, Irak, Siria e Irán. En el 2011 proclamaron la autonomía de la franja del Rojava, en zona siria y objetivo final de Zerocalcare. Y allí han creado lo que el dibujante considera “un camino de convivencia pacífica para Oriente” y a la vez “un faro para Occidente, donde nuestros modelos han caído, y nos da un modelo a seguir”. “Puede parecer utópico pero ellos han llevado a la práctica un confederalismo democrático basado en la convivencia étnica y religiosa, en la emancipación e igualdad de la mujer, la redistribución de la riqueza y la ecología”. Esta región intenta crear una sociedad más justa, con libertad de expresión, sin intervención religiosa en la vida pública, autoritarismo ni centralismo. 

En esta insólita sociedad en zona de guerra, que Zerocalcare va descubriendo al lector con su testimonio, las mujeres musulmanas dirigen campos de refugiados y son comandantes de la guerra contra el yihadismo y luchan y mueren igual que los hombres. “Este papel lo han ido conquistando las mujeres kurdas a lo largo de los años. Al principio también había resistencia incluso dentro del movimiento kurdo. Hoy tienen un papel activo e igualitario, “toda institución u organización, como los combatientes, tiene una formación mixta y otra solo de mujeres autónoma. Y cada barrio tiene una casa de mujeres donde ellas acogen, y deciden y juzgan casos de violencia doméstica o violación”. 

LA REPRESIÓN TURCA

En el otro extremo está la opresión sexual y religiosa del Estado Islámico o la falta de libertad de expresión y la persecución de Turquía hacia los disidentes y los kurdos. “Como la represión en Turquía se ha hecho más fuerte y alcanza a muchas más personas, no solo a los kurdos, muchos de los que huyen hallan en Rojava un hogar porque el movimiento de liberación kurda ha cambiado mucho y si antes pedían la independencia del Kurdistán, ahora piden ese confederalismo democrático sin base étnica”.

En su periplo Zerocalcare conoce a una animosa joven guía y a un hombre taciturno que cada mañana les prepara sopa de lentejas para desayunar. “Bromeas con ellos y luego descubres el dolor y el drama que esconden sus vidas. Lo más impresionante es que en la biografía de un kurdo, la cárcel y la tortura en Turquía es algo normal. Ellos suelen decir que solo tienen un amigo: las montañas”. 

El viaje también le ha confirmado el papel turco y las variables alianzas en este complicado mapa geopolítico. “Turquía dice que combate al Estado Islámico en Siria pero en realidad lo hace mucho más contra los kurdos y ayuda a los yihadistas. Tiene un ejército muy fuerte y está en la OTAN y utiliza el chantaje de los refugiados contra la Unión Europea, que es incapaz de presionarla”.    

Consciente de que el éxito de sus cómics reside en la temática autobiográfica y de vida cotidiana, Zerocalcare ya trabaja en uno nuevo. “Intento mostrar cómo las vidas de mis amigos y la mía, que tenemos entre 30 y 35 años, no han cumplido las expectativas que teníamos. Aunque tengas formación el mercado laboral te rechaza y el Gobierno y la sociedad italiana es fatalista y no hace nada. Mientras, nosotros nos hacemos mayores sin saber qué hacer con nuestras vidas".  

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