Colisión de reinas en el Liceu

Joyce DiDonato, Silvia Tro Santafé y Javier Camarena conmueven con 'Maria Stuarda'

Una escena de la ópera 'Maria Estuarda' con Silvia Tro Santafé (izquierda) y Joyce DiDonato.

Una escena de la ópera 'Maria Estuarda' con Silvia Tro Santafé (izquierda) y Joyce DiDonato.

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

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Dos reinas y un as. En la baraja de Maria Stuarda, exaltada tragedia lírica de Donizetti presentada el viernes en el Liceu, explota en todo su esplendor el juego dramático del electrizante choque entre la soberana de Escocia e Isabel I de Inglaterra, encarnadas por la estelar Joyce DiDonato y Silvia Tro Santafé. El ascendente tenor Javier Camarena brilla como Conde de Leicester, eje de la disputa amorosa entre las dos damas. Sobre estos pilares se edifica un buen reparto para la segunda ópera de la trilogía Tudor del compositor, situada entre Anna Bolena Roberto Devereux.

El público aplaudió la versión de esta conmovedora joya del belcantismo romántico. La orquesta del teatro, dirigida por un experto Maurizio Benini, estuvo a la altura del reto así como también el coro. Una escenografía minimalista ambienta los momentos culminantes de las escenas en el palacio de Westminster, la prisión donde está recluida la reina escocesa y el castillo de Forteringa donde será decapitada. El montaje de Patrice Caurier y Moshe Leiser realza el perfil de los personajes y respeta una música de gran poder melódico y descriptivo.

El vestuario de las reinas, con encorsetados trajes de época frente al atavío moderno del resto del casting, dibuja a unas soberanas oprimidas y encerradas en sí mismas. Destacan cumbres como la acción de su lacerante enfrentamiento. Stuarda pide clemencia a Isabel. Esta, que también la odia por ser la preferida de Leicester, la desprecia y Maria responde -«Figlia impura di Bolena»- con contundencia.

La interpretación de DiDonato crece en intensidad lírica durante la confesión y la plegaria, que antaño bordara Montserrat Caballé. Pese a tener que ajustarle el tono para adaptarlo a su tesitura, la messo de Kansas se mostró muy expresiva, con buen color de una voz de gran musicalidad y haciendo suyo el rol. Tro Santafé exhibió un gran lustre dramático en su flexible instrumento oscuro y aterciopelado. Camarena dio una lección de canto pese a no tener arias de lucimiento como esos do de pecho recientemente aclamados en el Real y en el Met, acoplándose muy bien en los dúos y mostrando la calidad de su amplia paleta vocal.