Colin Firth: «Temí hacer el ridículo en una película de acción»

Entrevista con el actor británico, que protagoniza la película de espías 'Kingsman: Servicio secreto', basada en la novela gráfica de Mark Millar

Estrenos de la semana .Tráiler de 'Kingsman: Servicio secreto (2015)'.

Tráiler de 'Kingsman: Servicio secreto (2015)'. / periodico

PAZ MATA / SAN DIEGO

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No hay nada que se le resista a Colin Firth, capaz de impresionar en el drama y seducir en la comedia. Ahora, el actor británico nos sorprende dando vida a un héroe de acción en 'Kingsman: Servicio secreto', dirigida por Matthew Vaughn y basada en la novela gráfica de Mark Millar. En ella, Firth encarna a Harry Hart, un agente secreto de la Agencia Kingsman, que recluta un joven descarriado (Taron Egerton) y le entrena para convertirlo en espía a la caza de un genio de la tecnología (Samuel L. Jackson) que amenaza la seguridad mundial. Es la primera película de acción de Firth en tres décadas de carrera y el actor dice haberse divertido como nunca, a pesar de haberse dejado la piel en el gimnasio. «Seis meses de entrenamiento», afirma mientras muestra bíceps. Impecable en traje oscuro, camisa blanca y gafas de pasta negra, es la imagen de la sofisticación y la elegancia.

-¿Como se ha sentido haciendo su primera película de acción?

-Para empezar, sorprendido de que Matthew (Vaughn, el director) me eligiera para el papel. Temí hacer el ridículo, pero eso es lo bueno que tiene Matthew, le gusta jugar con las expectativas de la gente. En nuestro primer encuentro me dijo que seguramente yo era la última persona que uno se puede imaginar dándole patadas al malo de la película, y ese es el motivo por el que me mandó al gimnasio nada más firmar el contrato (risas)

-¿Cómo fue su transformación en héroe de acción?

-Muy intensa y extrema. Matthew me sometió a un régimen de tres horas diarias de entrenamiento físico, una mezcla de artes marciales, boxeo y gimnasia. Conté con los mejores profesionales del mundo, incluido el gimnasta olímpico Damien Walters, que quiso asegurarse de yo estuviera a la altura de lo que requería el papel.

-¿Lo consiguió o necesitó ayuda de un especialista? 

-Al principio fue una pesadilla, me sentí terriblemente inepto frente a grupo de 10 jóvenes que podían hacer lo mismo que yo pero dormidos (risas). Tras seis meses de perseverancia, conseguí hacerlo decentemente. Quería hacer todas las escenas de acción, pero la compañía de seguros no me dejó. Admito que me he divertido mucho haciendo esta película y me doy cuenta de que he desperdiciado 30 años de mi vida en los que me negué a ir al gimnasio.

-Estoy segura de que no necesitó ninguna clase de ayuda para interpretar a un auténtico 'gentleman'...-He recibido muchas clases en el pasado, créame. Es impresionante lo que ayuda tener un buen guión delante tuyo y cierta elocución.

-¿A qué atribuye la fascinación por el mundo del espionaje?

-Yo creo que a todos nos fascinan los secretos, las conspiraciones y también los rompecabezas. Por eso nos aficionamos al sodoku o a los crucigramas. Nos encantan los acertijos y el espionaje te ofrece esa posibilidad de resolver el crucigrama. La diferencia es que en el mundo del espionaje, la vida del individuo y la seguridad de un país están en peligro. Cuando se combinan estos elementos críticos, ya sea de forma glamurosa, como el caso de James Bond, o de forma misteriosa y con mucho suspense, el resultado resulta siempre muy atractivo. El conflicto y el misterio son partes esenciales en el drama.

-¿Soñó de niño con ser un espía? 

-Sí, soñé muchas veces con ser James Bond (risas). Luego, siendo un adolescente, me interesé más por Harry Palmer [interpretado por Michael Caine en filmes como 'Ipcress' o 'Funeral en Berlín']. Tienen algo de fascinantes esos hombre de carácter contenido, impecablemente trajeados.

-Es la segunda vez que interpreta a un espía (la primera fue en 'El topo'). ¿Sería usted un buen espía? 

-Soy muy bueno guardando secretos e incapaz de meterme en la vida privada de nadie, pero sería un malísimo espía porque no tengo el coraje para llevar a cabo acciones arriesgadas. Los actores y los espías tenemos muchas cosas en común: una identidad poco clara, practicamos el arte del disfraz, tenemos la habilidad de convertirnos en otra persona y de hacerlo de manera convincente. La actuación no es otra cosa que el encubrimiento de una mentira.

-¿Cree que existen organizaciones secretas como Kingsman?

-Sí, estoy seguro, tanto a nivel gubernamental como privado. Lo que no estoy tan seguro es de que sean tan beneficiosas para el mundo como pretende ser Kingsman. Pero tampoco me gustaría tener una agencia de vigilantes como esta, basada un poco en la leyenda del rey Arturo y los caballeros de la tabla redonda, que decida por mí lo que es bueno y lo que es malo.

-Empezando por 'El discurso del rey', pasando por 'Un largo viaje' y terminando por el filme que acaba de rodar, 'Eye in the sky', de Gavin Hood, muchas de sus películas giran en torno a temas de política internacional. ¿Es coincidencia o siente un particular interés por cuestiones de esta índole? 

-Creo que las historias importantes son universales. 'El largo viaje' es una historia muy personal pero con una proyección global. Toca temas como la venganza, el perdón y la reconciliación entre dos hombres, pero también habla de los dos lados del conflicto bélico y eso son cosas que me interesan. 'Eye in the sky' es otra historia personal con grandes implicaciones políticas que son muy actuales. No es que busque solo este tipo de guiones, pero sí es cierto que me interesan historias que contienen muchos de estos componentes.