El doble desafío de Coldplay en Barcelona

El grupo británico afronta dos conciertos en el Estadi Olímpic con el pop diáfano y épico de 'A head full of dreams'

Coldplay

Coldplay / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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El grupo que más público se lleva por delante este año en Barcelona practica un pop elaborado y amable, más dado a las estrofas con ambición emotiva que a las estridencias, y con inclinación por el estribillo diáfano, de puertas abiertas, idóneo para corear con una bonita sonrisa en un gran recinto como el Estadi Olímpic. Ahí vuelve, este jueves y viernes (21.00 horas; abrirá, a las 19.45, la británica Lianne La Havas), Coldplay en la gira de su séptimo disco de estudio, ‘A head full of dreams’.

Un disco publicado el pasado diciembre que, todo hay que decirlo, ha sido recibido con las críticas más desfavorables de la historia del grupo, en contraste con la alegría con la que se han despachado las entradas de sus macroconciertos. Quizá esa bonanza sea, todavía, el efecto de éxitos aún no demasiado lejanos como ‘Viva la vida’ (2008), y tratándose de Barcelona, haya que considerar el régimen de pan y agua al que ha sometido a sus seguidores desde su última visita, en el mismo Estadi, en septiembre del 2009. A ello hay que añadir que los conciertos son los únicos que ofrece Coldplay en España en esta gira.

Había apetito acumulado para reencontrarse con una banda a la que sus fans barceloneses han podido ver crecer a tiempo real desde sus primeras visitas, a principios de la pasada década, en Apolo y Razzmatazz, y a través de su paso por el Palau Olímpic de Badalona (2003) y el Palau Sant Jordi (2005 y 2008). Aunque las entradas para los conciertos del Estadi se agotaron semanas atrás, Live Nation informa de que, debido a ajustes de preproducción, se ha puesto a la venta un cupo de localidades para ambas noches y que las taquillas estarán abiertas estos días. La promotora estima en unos 55.000 los asistentes de cada concierto.

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El Coldplay de ‘A head full of dreams’ retoma el hilo más colorista y eufórico de ‘Viva la vida or death and all his friends’, aunque su grado de inspiración sea más humilde. Queda lejos el grupo que hacía pensar en Jeff Buckley con su pop interiorista, de entonación vocal conmovedora, en su primer disco, ‘Parachutes’ (perfeccionado en su relevo, ‘A rush of blood to the head’), y también, felizmente, el que se lamía las heridas en el reciente y tristón ‘Ghost stories’, de hace dos años, con textos condicionados por el crepúsculo de la relación de Chris Martin y Gwyneth Paltrow. El cantante señaló a la BBC que ‘A head full of dreams’ es “el final de algo”, aunque seguramente no haya que tomarlo al pie de la letra y especular con una inminente disolución: esa es la sensación que suele tener la banda cada vez que publica un disco.

ENFOQUE ‘HAPPY’

En el nuevo material, el grupo de Devon, Reino Unido, acude a la épica sin disimular la proximidad de U2, aunque por momentos esa influencia compite con la de Simple Minds: ahí está la canción que da título al disco, cruce de guitarra reverberada a lo The Edge, hechura ampulosa y voz engolada. Coldplay se decanta luego por el encuentro de melodías soleadas y ritmos azucarados, con flecos exóticos y mucha pista ‘happy’ que sigue la pista de ‘A sky full of stars’, la canción que iluminaba el tramo final de ‘Ghost stories’ (y su último ‘hit’ a gran escala). La cenefa de guitarra ‘afro’ con inflexiones ‘ciberdélicas’ de ‘Adventure of a lifetime’ es la idea que hoy tiene Coldplay de canción para conquistar un gran recinto, su noción de ‘hit’ para el moderno ‘stadium pop’.

El cuarteto confiará en ese repertorio en un concierto de temario muy distinto al del 2009. Apenas quedan canciones de aquella gira en el actual ‘setlist’, tan solo una o dos citas a cada uno de los cuatro primeros discos, si nos ceñimos al concierto de estreno de la gira europea, este martes en Niza, donde sonaron ocho piezas de ‘A head full of dreams’. Algunas de las canciones incluyen introducciones, injertos o tratamientos modificados. La versión de ‘Heroes’, de David Bowie, que el grupo comenzó a interpretar en su gira latinoamericana de esta primavera, sigue por ahora en el guión.

Estamos, pues, ante el Coldplay más extrovertido, receptivo al mensaje humanista de línea clara y confiado en su presente. ¿Complaciente? Habrá que ver a Martin y compañía en el Estadi y observar si se dejan embriagar por el dulce aroma que procede de las gradas llenas.