Coia Valls: "Podemos salir adelante"

Coia Valls, en la fuente de la plaza de Sant Just que aparece en su novela.

Coia Valls, en la fuente de la plaza de Sant Just que aparece en su novela.

ERNEST ALÓS / Barcelona

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Coia Valls (Reus, 1960) empezó a escribir tarde. Hace dos años ganó el premioNéstor Luján de novela histórica conLa princesa de jade. EsteSant Jordi cambia Oriente por la Catalunya de 1320 a 1348, con la historia de un modesto mercader que se instala en la Ribera y que prospera en una Barcelona en crisis. La reacción de los libreros ante los ejemplares de prueba hizo que su editorial, Ediciones B, imprimiese una segunda edición del libro antes de que llegara a las librerías.

-¿Compara el espíritu emprendedor de los mercaderes del siglo XIV con el que es necesario para abrirse paso hoy?

-Sí, es una novela del siglo XIV pero también es una novela de actualidad en su esencia. Tendríamos que rescatar la energía, el ingenio, la capacidad de esfuerzo para remontar situaciones complicadas. Con mi personaje explico una manera de hacer necesaria para remontar: estar convencido de que podemos salir adelante si nos ponemos a trabajar en red.

-Porque usted también escribe de una Barcelona que no pasaba por sus mejores momentos. Peste, lo primer any dolent

-Barcelona se moría de hambre, se habían acabado los recursos naturales, podían morir, podían matarse entre ellos, que también lo hacían, o podían mirar más allá, que es el espíritu que nos caracteriza. Como en todas las crisis, siempre hay alguien que prospera no a pesar de la crisis, sino aprovechándose de ella.

-El equivalente hoy no sería ir a Alejandría como el protagonista, sino a Shanghái. ¿Por eso le hace leer a Marco Polo?

-Cada lector puede interpretarlo... Sí hago que sea una persona que descubre la necesidad de ilustrarse a través de los libros, que intuye que necesita una formación.

-¿Cómo se lanzó a escribir de forma tardía?

-Siempre he escrito. Sí llegó un momento en que decidí llegar a los lectores. Publiqué mi primera novela a los 49 años, pero eso me permitió hacerlo con experiencia y lecturas.

-¿Elegir la novela histórica fue la manera de llegar a estos lectores?

-Te lo puedes creer o no, pero no decidí nunca escribir novela histórica. EnLa princesa de jadeese entorno me permitía explicar una obsesión, que era el viaje. Y al siglo XIV me llevaron los Mitjavila...

-Porque todo viene de la tesis doctoral que dedicó Víctor Hurtado a esta familia real de mercaderes...

-Me aportó muchísima información verídica y contrastada. Me permitió situar un personaje de ficción en unos escenarios muy reales. La escena de Sitges, de un gran lirismo, está sacada de los Mitjavila.

-Porque tampoco falta el elemento romántico ni el, digamos, didáctico.

-Claro. No concibo la vida sin el amor, o el desamor. Y una buena novela histórica ha de despertar curiosidad para que el lector acabe de completar lo que sabe de ese periodo. Para algunos tendrá más importancia la aparición del pintor Ferrer Bassa, e irán a Pedralbes a ver su obra, y a otros le atraerán más los remedios de la hechicera. Algunos se engancharán más a la historia de amor, o a la historia de superación, o a la historia-historia.

-A lo que dedica mucho esfuerzo es a reconstruir la vida cotidiana. Los partos, la elaboración del pan...

-Hay un pálpito muy importante de la calle. Los mendigos, los pobres vergonzantes... Quiero que la novela sea muy sensorial, que huela. Hay muchísimas tesis doctorales sobre cuestiones muy concretas, como los cereales en el siglo XII, de las que se puede extraer información muy concreta. Sobre los partos, por ejemplo, los trabajos de Coral Cuadrada.

-En cambio dosifica la aparición de grandes personajes históricos, que es un recurso habitual en el género.

-Los grandes personajes ya tienen historiadores que han escrito sus biografías. La gente de la calle es la que podemos revivir los novelistas.

-Dedica el libro al escritor Xulio Ricardo Trigo.

-Es mi compañero, y me ha enseñado mucho. Somos un equipo.