La CND cambia el rumbo

Hace un año asumió el reto de dirigir la Compañía Nacional de Danza (CND) tras la polémica salida de Nacho Duato. Pese a los recortes y la difícil situación en España, José Carlos Martínez no se arrepiente de haber dejado de brillar como bailarín del Ballet de la Ópera de París para asumir el reto de transformar una compañía marcada por el estilo de Duato.

«Ha sido difícil pero estoy contento», confiesa Martínez, que se presenta por primera en el Mercat (hasta el domingo). «En un año la CND se ha renovado. El público lo notará, verá más variedad y color», afirma el director. En julio hizo una audición. Buscaba bailarines de diversos perfiles. «La compañía no debe tener fronteras. Ha de integrar danza neoclásica y contemporánea, piezas en punta y obras punteras», explica satisfecho del trabajo realizado hasta ahora. «Me interesan los bailarines versátiles, capaces de adaptarse a todo tipo de repertorio», añade Martínez, que ha contactado con coreógrafos como Mats Ek y Wayne McGregor.

Se le ve tranquilo. Ha resuelto la falta de una sede estable con diversas alianzas. Las creaciones más experimentales se estrenarán en el Matadero de Madrid, donde pronto presentarán un programa de coreógrafos españoles. Las obras neoclásicas se harán en el Teatro de La Zarzuela y los grandes ballets -preparaRomeo y Julieta-,en el Teatro Real. «En el futuro me gustaría presentar cosas en el Mercat con regularidad. La compañía debe girar por España y por el extranjero».

En Barcelona se presentan con un clásico contemporáneo, Sleepless, de Jiri Kylian;Walking Mad, una obra de Johan Inger, inspirada en la música delBolero de Ravel, y el estreno deBabylon, de Arantxa Sagardoy y Alfredo Bravo, potente dúo creativo de la compañía Plan B, residente en el Metropol de Tarragona. De los 42 bailarines de la CDN,Babylon utiliza 18, todos los que estaban disponibles cuando recibieron el encargo. «Nos arriesgamos a hacer una obra en la que, aunque hay solos y dúos, la fuerza radica en la unidad del grupo», comentan los coreógrafos. La experiencia ha sido un lujo para ellos. «Es una obra muy física que aprovecha las cualidades de cada intérprete», añaden. La inquietanteOctava Sinfoníade Shostakovich es la base deBabylon, concebida como «un viaje emocional a las contradicciones humanas».

No será la única obra nueva que estrene la CND. Mañana, además de la función, a las seis de la tarde se presentará un programa con creaciones de algunos bailarines del CND, otra apuesta del nuevo director para abrir fronteras.