EL MAESTRO ESTUVO AL FRENTE DE LAS PRINCIPALES FORMACIONES

Claudio Abbado, genio de la batuta

El director de orquesta muere en Bolonia a los 80 años

Claudio Abbado, con la Filarmónica de Berlín en Roma, en el 2001.

Claudio Abbado, con la Filarmónica de Berlín en Roma, en el 2001.

MARTA CERVERA
BARCELONA

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Luto en el mundo de la música. El maestro italiano Claudio Abbado falleció ayer en Bolonia a los 80 años tras una larga batalla contra el cáncer. La ópera de la Scala de Milán donde empezó su carrera, la Ópera de Viena, el Festival de Salzburgo, la Filarmónica de Berlín, la Sinfónica de Londres y la Filarmónica de Viena, así como numerosas orquestas juveniles que contribuyó a crear, lamentaron la muerte de genio de la batuta, que deja una huella indeleble.

En su honor, la ópera de Viena izó ayer una bandera negra en señal de luto.  «Con muy pocos directores se ha utilizado tanto en las críticas la expresión 'momentos mágicos'», dijo la directora del Festival de Salzburgo, Helga Rabl-Stadler. «Con muy pocos directores han estallado los aplausos de forma tan atronadora, incluso con obras muy difíciles».

Abbado nació en Milán en 1933, en el seno de una familia musical. Tras formarse en el conservatorio de su ciudad y estudiar en verano en Siena, donde coincidió con Daniel Barenboim y Zubin Mehta, siguió su formación en Viena con Hans Swarowsky. Ganó el premio Koussenvitzky en EEUU y debutó en la Scala en 1960. El legendario Herbert von Karajan reparó en él y en seguida le invitó a dirigir en el Festival de Salszburgo donde en 1965 debutó con una Segunda de Mahler, al frente de la Filarmónica de Viena. Al año siguiente debutaría con la Filarmónica de Berlín.

Abbado fue director musical de la Scala entre 1968 y 1986, y trabajó con la Sinfónica de Londres entre 1979 y 1989. Estuvo muy vinculado a Austria y capitaneó la ópera de Viena y de la Filarmónica de Viena entre 1986 y 1991. Gran defensor de la música contemporánea, en 1988 fundó el festival Wien Modern. Y su actividad no se limitó a Europa. Entre 1982 al 1986 fue el principal director invitado de la Sinfónica de Chicago.

SUCESOR DE KARAJAN / A la muerte de Karajan, los músicos de la Filarmónica de Berlín le eligieron como su nuevo líder, cargo que desempeñó entre 1989 y el 2002. Su batuta contribuyó a aumentar la transparencia del sonido de la orquesta.  Perfeccionista, sobrio y elegante en sus gestos, Abbado casi siempre dirigió de memoria. «El director debe ser capaz de cambiar la sonoridad de la orquesta incluso con los movimientos de sus ojos. Debe obtener lo que busca con solo un movimiento de su cabeza», declaró en una ocasión el maestro, que recaló en el Palau de la Música en las décadas de 1980 y 1990 con la Sinfónica de Londres, las Filarmónicas de Viena y de Berlín y la Orquesta de Cámara Europea.

Sus grabaciones dejan constancia de su profundo conocimiento musical. Especialista en Mahler, también destacó en sus interpretaciones de Beethoven, Mozart y Schubert, y se dedicó a promover y grabar numerosas obras contemporáneas de Nono, Penderecki, Stockhausen, Boulez y Luigi Dallapicola, entre otros.

Tras serle detectado el cáncer de estómago, Abbado abandonó su puesto en Berlín pero siguió volcado en la música en diferentes frentes, trabajando con jóvenes músicos en las numerosas orquestas que impulsó. Abbado fundó la Joven Orquesta de la Comunidad Europea en 1978 y la Orquesta de Cámara de Europa. En 1986 puso la primera piedra de la Joven Orquesta Gustav Mahler. Junto a algunos de los músicos creó más tarde la Orquesta de Cámara Mahler en 1997. En Bolonia respaldó la Orquesta Mozart y en Venezuela fue el gran mecenas de la orquesta juvenil Simón Bolívar y promovió la carrera del director Gustavo Dudamel.

El Festival de Lucerna, cuya orquesta relanzó en el año 2003, fue testigo de su último concierto, el pasado verano.