ESTRENO DE LA MUESTRA AMPURDANESA

Un clásico Elton John

El cantante y pianista abrió el Festival Jardins de Cap Roig, arropado por su banda, con un recital centrado en sus éxitos atemporales, con especial énfasis en su obra de los años 70

Apuesta segura 8Elton John, anoche, en el Festival de Cap Roig.

Apuesta segura 8Elton John, anoche, en el Festival de Cap Roig.

JORDI BIANCIOTTO / Calella de Palafrugell

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En los discos que Elton John publicó a principios de los años 70 están las esencias de su música, antes de que la persecución del hit condicionara en exceso su trayectoria. A esa conclusión parece haber llegado el cantante y pianista británico, que ha ido en busca de aquel sonido en sus últimos discos, y que, en su actual gira, se alimenta, sobre todo, de ese repertorio clásico. Canciones que colocan el piano en el centro de la foto, como las que anoche ofreció en la inauguración del Festival Jardins de Cap Roig.

El doble disco Goodbye yellow brick road, que Elton John grabó en el castillo de Hérouville, cerca de París, en 1973, orientó el guion desde las primeras cinco canciones: Funeral for a friend, enlazada con Love lies bleeding, con su majestuoso desarrollo de piano; Bennie and the Jets, la balada Candle in the wind, inspirada en Marilyn Monroe y que años después dedicó a la malograda Lady Di, y Grey seal. El camino de las baldosas amarillas evocado en el título del álbum, guiño a El mago de Oz, parecía llevarnos poéticamente a las puertas del castillo de Cap Roig, que presidía la escena con su secular senyera ondeando. Algo de la magia prometida en la película se trasladó a esas canciones, como la que da título al disco, que sonó más adelante. La estrella, con chaqueta llena de brillos, tuvo ocasión ya en esas piezas de recrearse en vistosos solos de piano.

Un sir Elton John clásico, pues, lo cual no significa necesariamente recogido: en Philadelphia freedom recordó cómo era la música de baile, con fibra negra, de mediados de los 70, justo antes del auge discotequero. Quizá esperaba que el público se levantaría y se pondría a bailar, pero, como sabemos, Cap Roig no se entrega así como así al primer ritmo invasivo.  Había, no obstante, devoción en el ambiente, y las ovaciones en pie comenzaron a sucederse tras piezas como Rocket man, reluciente invitación al viaje galáctico precedida de una larga y virtuosa introducción de piano. Ahí, fue Elton John quien se levantó de su banqueta y recorrió el escenario brazos en alto agradeciendo los aplausos. El auditorio, con entradas agotadas desde hace meses, lució una clientela con tendencia madura, en la que se contó a los consellers Ferran Mascarell, Germà Gordó y Ramon Espadaler.

Pocas palabras

En ese guion basado en álbumes clásicos, con citas a Madman across the water (1971) y Captain Fantastic and brown dirt cowboy (1975), una mención a su obra de los últimos tiempos con Hey ahab«La grabé con mi héroe, Leon Russell», recordó, en alusión al disco a medias The union (2010), un Elton John poco hablador más allá de comentarios sobre el disco del que procedía cada canción. Luego, una cuña de los 80, I guess that's way they call it the blues, una inesperada Daniel, no incluida en sus últimos recitales, y su hit más sobrio de los 90, The one.

Ese tramo más intimista se prolongó con Sorry seems to be the hardest word, y Sad songs elevó el tempo rumbo a un goteo de hitos de ayer y anteayer que no pasó por alto la dinámica I'm still standing y una balada fetiche del primer Elton, Your song, de 1970. Traca de clásicos pop con el que difícilmente un concierto puede descarrilar. Elton John, apuesta segura, estable, atemporal, para el estreno de Cap Roig.