La maldición china del Dalai Lama alcanza a Lady Gaga
La maquinaria de propaganda del Gobierno chino se pone en marcha contra la artista por su entrevista con el líder tibetano
Adrián Foncillas
Periodista
ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN
También Lady Gaga ha caído bajo la maldición de la túnica naranja sin que pueda alegar desconocimiento. Cualquier artista occidental sabe de la furia china que genera acercarse al Dalai Lama. Ocurrió el domingo en Estados Unidos y es indiferente que dedicasen los 19 minutos retransmitidos 'online' a transitar por la bondad, la compasión o el yoga y dejaran la política en el arcén. Los aficionados, el Ministerio de Exteriores y los medios han recordado que la maldición de la túnica naranja no conoce excepciones.
La poderosa Administración Estatal de Prensa, Publicaciones, Radio, Cine y Películas ha emitido una “importante directiva” para borrar cualquier rastro de la artista. Ni siquiera es posible descargarse sus célebres temas de los portales. Lo ha repetido la prensa occidental citando al 'Apple Daily', un medio hongkonés muy critico con Pekín. El alcance de la censura es incierto. Las informaciones sobre la reunión han desaparecido pero todavía es posible descargarse 'Poker face' y otros temas sin problemas. O el 'Apple Daily' ha resbalado o la censura es más lenta que de costumbre para cumplir las directivas de Pekín.
LAS REACCIONES OFICIALES
Hay menos dudas sobre las reacciones oficiales. El Ministerio del Interior ha incluido a Lady Gaga en el habitual menú de tensiones territoriales en el Mar del Sur de China o las consecuencias económicas del Bréxit. Preguntado por si la artista ha sido censurada o si podría obtener el visado para actuar en China, el portavoz ha animado a la prensa a leer los comentarios en internet “para comprobar lo enfadados que están los ciudadanos”.
El diario ultranacionalista 'Global Times', un cotidiano martillo contra Estados Unidos, Japón, Taiwán o quien se ponga a tiro, también ha subrayado el enojo chino y mostrado una admiración limitada por la cantante. Dice que “aún no ha explotado” en el mercado chino y que la búsqueda de publicidad podría explicar la mediática reunión. El editorial sugiere que el tiro le ha salido por la culata, salpica el texto con los innegociables menosprecios al Dalai Lama y sostiene que Lady Gaga no es “suficientemente sofisticada para asuntos político y que “carece de carisma social en la sociedad china”.
La cuenta de Facebook y las redes sociales chinas se han llenado de lamentos y críticas. Es cierto que los chinos tienen una visión parcial y dirigida del conflicto tibetano, pero no es más incompleta que la de la masa occidental que sólo sabe del asunto a través de Richard Gere. La verdad es la principal víctima del conflicto.
Los acercamientos de líderes políticos y artistas occidentales al Dalai Lama descomponen sin remedio a Pekín. Los funcionarios del Ministerio de Cultura tienen una paciencia infinita para la arqueología documental. Antiguas fotografías junto al Dalai Lama o actuaciones a favor del Tíbet explican las cancelaciones de giras en China de Oasis o Bon Jovi.
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