CRÓNICA

Un Chéjov de artesanía

El montaje de 'La gavina' de Boris Rotenstein seduce en el Akademia

Una escena de 'La gavina'.

Una escena de 'La gavina'.

CÉSAR LÓPEZ ROSELL
BARCELONA

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Un parto tan laborioso como fructífero. Nueve meses ha tardado Boris Rotenstein en poner en pie esta artesana producción del Teatre Akademia de 'La gavina', de Chéjov. El montaje, cocinado a fuego lento por este director ruso afincado en Barcelona, ha conseguido resultados sorprendentes con la mezcla de veteranos y jóvenes intérpretes locales. El suyo ha sido un trabajo de orfebrería teatral propio de quien conoce no solo la obra sino también la subtrama que hay detrás del texto.

Rotenstein ha logrado, con el 'work in progress' de su proceso creativo, que todos los componentes del reparto se hayan metido a fondo en la compleja psicología de sus roles. En su esfuerzo para transmitir la esencia de la integridad del relato ha cuidado hasta el extremo los gestos y el manejo de los silencios y las palabras. El minucioso detallismo, que llega incluso al exceso, hace que la función se prolongue, con descanso incluido, hasta las tres horas y media. Pero el espectador acaba atrapado por la fuerza de la narración y las creíbles interpretaciones.

En clave de comedia trágica

Esta aproximación en clave de comedia trágica al lado humano de la creación artística mezclado con la desesperanzada mirada sobre el amor y la soledad discurre en el clima hipnótico que transmiten los magníficamente dibujados protagonistas. Es un Chéjov a la rusa pletórico de contemporaneidad. En un afán de aliviar el encierro del público dentro de la sala durante tanto tiempo, el primer acto se desarrolla en el exterior con el molesto ruido del tráfico de fondo. Pero ni eso altera los resultados de esta función.

Enka Alonso deslumbra con una magnética Nina. Jordi Robles esboza con precisión la permanente angustia del joven dramaturgo Treplev, eterno enamorado de Nina. Un sólida Mercè Managuerra encarna a la vanidosa diva y descuidada madre de Treplev, que vive solo pendiente de su ego y del amor del escritor Trigorin (un gran Albert Triola). Neus Umbert compone una misteriosa y depresiva Maixa, mientras que Sergi Mateu (doctor Dorn), Josep Minguell (Sorin) y Mingo Ràfols (Xamraev) brillan, junto al resto del reparto, en esta completa versión de una de las grandes obras de Chéjov. No se lo pierdan.