Carole Fréchette: «La rebeldía es necesaria para cambiar las cosas»

La dramaturga canadiense, presente en el Obrador de la Sala Beckett, firma la obra 'Penso en Yu', que dirige Imma Colomer en la misma sala

La canadiense Carole Fréchette.

La canadiense Carole Fréchette.

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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 -Usted, como la protagonista de su obra, Madeleine (Fina Rius), se quedó horrorizada al leer la noticia de que un joven chino había pasado 17 años en prisión por arrojar pintura sobre un gran retrato de Mao.

-Sí, me impresionó mucho y empecé a buscar información, quería escribir una obra sobre ello. Tres jóvenes, Yu Dongyue, Lu Decheng y Yu Zhijian, fueron detenidos durante las manifestaciones de Tiananmen en 1989 por lanzar pintura contra un retrato de Mao Zedong. Un gesto simbólico que no causó daño a nadie. Me enteré de que uno de ellos, Lu, tras su liberación vivía como refugiado en Canadá, en Calgary, lo localicé y decidí encontrarme con él. Conocí la historia desde dentro.

-¿Ellos eran conscientes de que aquel acto podría acarrearles tales consecuencias?

-Sabían que lo que hacían era un sacrilegio y podían ser castigados. Pero, por otro lado, como durante dos meses hubo protestas masivas cada día pensaban que con aquel caos, entre la multitud, se sentían de alguna manera protegidos. Pero sí, sabían el peligro que corrían.

-El acto les costó pasar la juventud entre barrotes. Su obra plantea si el sacrificio valió la pena, si ese gesto fue útil. ¿Usted qué cree?

-Creo que aunque esas acciones quizá no tengan un efecto inmediato, porque China no ha cambiado, el efecto como símbolo sí sirve. Necesitamos esos actos simbólicos, de rebeldía, para cambiar las cosas. Escribiendo esta historia yo hago también una pequeña contribución.

-¿Qué le sorprendió más de sus conversaciones con Lu?

-Me dijo que hubieran salido antes de la prisión si hubieran firmado su arrepentimiento. Pero no quisieron y cumplieron la condena.

-¿La obra es una llamada a implicarnos en el mundo que nos rodea?

-Plantea esa cuestión y habla del sentido de nuestras vidas. Madeleine es una activista en crisis y aparecen otros dos personajes: una joven china inmigrante (Mar Ulldemolins) a la que da clases, y un vecino (Pep Ferrer) que vive un drama. Los tres, desde la distancia, se ven confrontados a aquellos sucesos de Tiananmen y reflejan lo que pasa en China.