Patricia Highsmith, en esencia

'Carol', basada en 'El precio de la sal', da brillo a la lista de versiones cinematógraficas de las obras de la autora de 'Extraños en un tren'

Cate Blanchett (izquierda) y Rooney Mara, en una imagen promocional de 'carol', de Todd Haynes.

Cate Blanchett (izquierda) y Rooney Mara, en una imagen promocional de 'carol', de Todd Haynes. / periodico

BEATRIZ MARTÍNEZ / MADRID

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Tenía Patricia Highsmith la habilidad de sumergirse en el lado más oscuro del ser humano. De diseccionar sus obsesiones y sus miserias a través de una descripción absorbente de los laberintos de la psique. Su literatura está plagada de seres insatisfechos e inadaptados, que sueñan con ser otras personas en un mundo en el que no parecen encajar, que construyen su propio universo a través de mentiras y que terminan atrapados en sus propias telas de araña.

Quizás era cuestión de tiempo que un cineasta tan interesado en narrar la contracrónica norteamericana como Todd HaynesTodd Haynes, y especialmente vinculado a temas de carácter homosexual, terminara encontrándose con la novela de 'Carol', la más personal de su autora y totalmente alejada del entorno criminal que más tarde la definiría. Una obra exquisita y delicada que el cineasta pone en imágenes a través de una estilización formal tan refinada como incisiva que al mismo tiempo sirve para realizar un complejo estudio sobre la sociedad del momento, la de los años 50, y también para componer un turbador análisis en torno a la represión y el deseo. El deseo a través de la mirada. Una mirada a través de la que se intenta capturar aquello que se anhela y cuya posesión se encuentra supeditada a la más absoluta clandestinidad.

La novela de Highsmith, escrita después de 'Extraños en un tren', fue rechazada por la mayor parte de las editoriales. La autora tuvo que presentarla con seudónimo y bajo el título de 'El precio de la sal'La película de Haynes, una obra maestra indiscutible, apenas ha conseguido nominaciones en un año de cine bastante mediocre. Quizás el sustrato que subyace en las novelas de Highsmith siga siendo demasiado incómodo para el gran público, aunque haya habido directores que hayan capturado a la perfección su esencia.

EXTRAÑOS EN UN TREN Alfred Hitchcock, 1951

Hitchcock fue el primero en darse cuenta del potencial de la Highsmith comprando los derechos de la novela nada más publicarse. El sentido del suspense de la autora, así como el perfilado mecanismo de relojería de su trama, encajaba a la perfección con los intereses del cineasta, que consiguió a través de ella, una de las obras maestras de su filmografía.


A PLENO SOL René Clement, 1960

La primera aparición de Tom Ripley en la pantalla tuvo el rostro magnético de Alain Delon. Esa mezcla de encanto sibilino, de vulnerabilidad malsana, de belleza artera, no ha sido nunca alcanzada por sus sucesores en la pantalla. Clement refleja la amoralidad del personaje a través de imágenes tan sensuales como asfixiantes al mismo tiempo que compone imágenes icónicas en alta mar.


EL AMIGO AMERICANO Wim Wenders, 1977

La versión madura de Ripley y bajo el trazo de un autor, Wim Wenders que conseguía explosionar su talento en su primera etapa. El cineasta transmuta por completo el universo de la autora, convierte al personaje en un cowboy y compone un thriller de suspense urbano, atmosférico y personal, que rebosa riqueza formal e hipnotismo visual de raigambre contemplativa.


EL GRITO DE LA LECHUZA Claude Chabrol, 1987

Claude Chabrol, otro maestro del suspense y amante de los juego de máscaras, se adentraba en el baile de obsesión y muerte de Patricia Highsmith a través de una película en la que el director aportaba todas sus señas de identidad al mismo tiempo que flirteaba con el voayerismo, la fatalidad y los desequilibrios emocionales alrededor de una Mathilda May irresistible.


EL TALENTO DE MR. RIPLEY Anthony Minghella, 1999

A pesar de que se cuestionó mucho que Matt Damon asumiera el rol de Tom Ripley, lo cierto es que la película de Minghella supo extraer toda la ambigüedad moral del personaje a través de una mirada contemporánea. Ambientación italiana, ritmos jazzísticos y un complejo estudio alrededor de las apariencias, la ambición y el deseo frustrado.