Carlos Álvarez-Nóvoa: «La biología humana es de izquierdas»

El actor protagoniza con Dafnis Balduz 'Bangkok', un 'thriller' político de Antonio Morcillo

Álvarez-Nóvoa, en 'Bangkok', hasta el 2 de agosto en La Villarroel.

Álvarez-Nóvoa, en 'Bangkok', hasta el 2 de agosto en La Villarroel.

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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-En Bangkok, premio SGAE de Teatro 2013, aparece usted con un billete para Tailandia en un aeropuerto vacío, abandonado. Solo queda un vigilante de seguridad (Balduz). ¿Qué explica la obra?

-Es una comedia política, con un humor negro, sardónico, que está muy relacionada con lo que está sucediendo hoy en el mundo, en Grecia. Antonio Morcillo fue un visionario porque cuando la escribió ni siquiera conocía a Pablo Iglesias y Podemos. Anticipó el cambio político. Es una obra muy interesante que deberían ver los políticos porque plantea de forma tajante las actitudes, llevadas al extremo, a las que pueden llegar las personas por el hartazgo y todo lo que está pasando.

-El autor lo define como un «thriller político», con una clara crítica a la megalomanía constructiva.

-Sí, al despilfarro garrafal, de ahí ese aeropuerto vacío, donde se encuentran dos personajes con actitudes opuestas. El mío es un pobre hombre escéptico mientras que el vigilante está esperanzado con el cambio y la lucha. Pero los roles irán variando. Mi personaje irá evolucionando. Esconde muchas cosas.

-¿Qué hace un vigilante en un aeropuerto vacío?

-Cuida de los halcones, que se comen a los sisones, unos pajaritos muy peligrosos para el tráfico aéreo. Es una metáfora del depredador frente a la presa. Esta imagen recorre la obra que, aunque sucede en un plano de realidad, contiene burbujas que rozan lo onírico, la irrealidad. Ilustra lo que podría pasar en el futuro.

-Ante el futuro, ¿usted es tan escéptico como su personaje?

-No, yo sigo confiando en la clase política y creyendo que es una de las tareas más nobles. Pese a los escándalos, creo que hay gente que honestamente lucha por un mundo mejor. Confío en el ser humano, la biología es de izquierdas. El ser humano por naturaleza es de izquierdas. Luego la sociedad lo corrompe. No quiero creer que las personas cuando llegan al poder se convierten en la misma bestia, en los cabrones que han aplastado, como dice mi personaje.

-¿Contento, pues, con los cambios políticos?

-Sí, los partidos emergentes resultan purificadores y obligan a los tradicionales a replantearse. También hay que valorar a partidos como Izquierda Unida, con los que tenemos una deuda innegable porque fueron protagonistas en la lucha contra la dictadura. Yo espero que en las elecciones gane el color rojo o el morado.

-Usted iba para juez, como su padre. Cursó Derecho, Filología Románica, fue profesor de literatura... Y acabó de actor.

-Y mis inicios fueron de periodista. Fui colega de Menchu, la abuela de Letizia. en Radio Oviedo, luego aprendí con Manu Leguineche y le hice la primera entrevista a Serrat tras la censura de Eurovisión cuando se refugió en Mallorca. Ahora llevo 57 años en el teatro y he hecho 30 películas y 76 cortos. He tenido suerte.