El resurgir de un fenómeno cíclico

Canciones de tú a tú

La historia del 'fenómeno fans' es tan vieja como la propia música de consumo y hay figuras icónicas que siempre lo evocarán

EL PODIO 3 Pecos (arriba), Miguel Bosé (centro)y Alejandro Sanz (abajo).

EL PODIO 3 Pecos (arriba), Miguel Bosé (centro)y Alejandro Sanz (abajo).

L. T.
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La palabra fan evoca sentimientos colectivos. Hasta el punto que cada día se utiliza menos en singular. Tantas veces ha llegado a hablarse de diferentes fenómenos fans que hoy es normal que muchos, cuando encuentran un famoso por la calle y le piden que se haga una foto con ellos, le digan el consabido: «¡Soy muy fans tuyo!».

En Latinoamérica, que no se andan con chiquitas, les llaman directamente fanáticos. O incluso la fanaticada. Y precisamente un mexicano protagonizó en España una de las escenas al respecto más antológicas que se recuerdan. Allá por 1948, la primera vez que el rey de las rancheras Jorge Negrete visitó Madrid le recibieron en la estación hordas de féminas locas por arrancarle algún botón y tuvo que ir permanentemente escoltado en todos sus desplazamientos.

En cualquier época, todos los artistas de éxito han tenido fans. Siempre están ahí, en las primeras filas de los conciertos. Sin embargo, hay algunos que son exclusivos del público adolescente, que casi la totalidad de aquellos que van a verle son auténticos fans.  Y en sus canciones es como si les hablasen de tú a tú.

Los dúos son un clásico del género. Ahora que, con solo 15 años, tanto triunfan los gemelos Gemeliers, no está de más recordar que el Dúo Dinámico fueron los primeros también en eso (como en tantísimas otras cosas), cantando 15 años tiene mi amor. Algo que hoy día sería tabú, pues cuando la grabaron en 1960 ellos tenían ya 23 años.

En la década de los 90 el dúo Platón vivió su particular versión del mito de la caverna con un éxito que se esfumó en sus narices cuando parecía que ya lo habían conseguido. Y ya en el siglo XXI, los gaditanos Andy & Lucas fueron el eslabón más triunfal de toda una saga de la que habían salido Los Caños, y luego también Decai y Kiko & Sara. Pero si un dúo encarna como ningún otro el fenómeno son los Pecos. Su prehistoria no es tan diferente de la de Estopa: dos hermanos de marginal ciudad satélite (en este caso madrileña, la misma de la que salieron Camela) que iban para cantautores.

Fueron los más grandes de la edad de oro por excelencia del género. A finales de los años 70, el furor fan se convirtió casi en un movimiento, un engranaje más de la transición política y social. Tuvo tal relevancia que incluso una novela recién editada sobre la época lleva por título Leif Garrett en el dormitorio de mi hermana.

El desmayador

Pedro Marín ha cambiado mucho de aires, pero por entonces era otra de esas figuras andróginas que tanto gustan en la pubertad.  Como Iván y, por supuesto, el internacional Miguel Bosé. A él no le arrancaron solo los botones, sino toda la ropa en una firma de discos. Curiosamente, el que es desde hace mucho uno de sus mejores amigos se convertiría en 1991 en el nuevo rey midas del mercado adolescente. Hoy cuesta creer que Alejandro Sanz fuese considerado hasta un lustro después como un efímero pasatiempo púber. El puesto de la Cruz Roja parecía en su conciertos de entonces un hospital de campaña de tantas fans que caían en redondo. Le llegaron a llamar el desmayador.

Pero lo dicho. Todos los estilos han generado fans. Aunque sean figuras más intergeneracionales de por sí, como Raphael, Camilo Sesto o David Bisbal. O grupos pop-rock que sin esperarlo se encontraron en la vorágine del «queremos un hijo tuyo», como Hombres G, Duncan Dhu o El Canto del Loco .