Caïm Riba, valores de familia

CRÓNICA El músico celebró 20 años de carrera con sus hermanos y Pau Riba en Music Hall

De izquierda a derecha, Caïm Riba, su padre, Pau Riba, y su hermano Àngel Riba, en la sala Music Hall.

De izquierda a derecha, Caïm Riba, su padre, Pau Riba, y su hermano Àngel Riba, en la sala Music Hall. / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Nos hemos ido tan lejos, caminando hacia el futuro, que ahora no solo los iconos musicales celebran efemérides redondas, sino también sus hijos. Como Caïm Riba, segundo retoño de Pau Riba, nacido en 1974, que, entre pitos y flautas, lleva dos décadas en la música profesional, aniversario que celebró el viernes en un concierto en Music Hall con aires de fiesta entre amigos y familiares.

El grueso de la carrera de Caïm Riba se ha desarrollado con Pastora, asociación con su hermano mayor, Pauet, a la que se sumó, en su segunda etapa, la cantante y actriz Dolo Beltrán. Pero Caïm partió en el concierto de su primer disco en solitario, A 306 km, en el que funde reflejos de Formentera, donde nació, con un folk-rock de tonos paisajísticos.

MÁS GUITARRA QUE ELECTRÓNICA

Arropado por dos músicos y con Pauet a las proyecciones, Caïm se movió entre la evocación balear pos-hippie (Els bons moments) y un rock confesional con desvíos planeadores a lo Pink Floyd, con una llamativa secuencia bailable en Home llop. Rumbo orgánico muy distanciado de su etapa con la electrónica en Pastora. Caïm no tocó teclados sino guitarras, y acogió sin estridencias a los miembros de Gossos en una pieza inédita compuesta a varias manos, Un cel daurat, con tenue pulso rockero y armonías melancólicas, y a Xarim Aresté, que inyectó su guitarra bluesy en Volarà. El goteo de invitados siguió con Jordi Lanuza (Inspira), cantando desde muy adentro, como él sabe, en la delicada No ploris més, y con Gerard Quintana, entonando con aires místicos la remota Formentera, llena de lagartijas, que Caïm y él grabaron hace 17 años en el disco Trop show audio-visual tecno simfònic, de Pastora.

Llegó luego la secuencia «más familiar del concierto», anunció Caïm, primero con el momento diva pop encarnado por Dolo Beltrán, que puso la sala a bailar con Cósmica, éxito de Pastora. Y acto seguido, con la entrada de otro de sus hermanos, Àngel, y del patriarca Pau en una robusta versión de Donya Mixeires, clásico de Jo, la donya i el gripau (1971), que tuvo otras dos vidas discográficas vía Pastora. Homenaje a la figura mágica de Mercè Pastor, madre de Caïm, fallecida hace más de 20 años, que inspiró en su día el nombre del grupo y que quizá sigue tutelándole a través de esos 306 km que separan Formentera de Barcelona.

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