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Benjamin Alard: "El clavecín requiere cercanía"

Benjamin Alard.

Benjamin Alard.

MARTA CERVERA
BARCELONA

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-Tocará una selección del primer y segundo libro de El clave bien temperado en lugar de la integral. 

-Es que es imposible hacerlo entero y no tiene sentido porque hay obras que no sabes si fueron compuestas para clavecín o para órgano. Y tocar todas las piezas de golpe resulta demasiado indigesto, pesado.

-Hoy ofrecerá 17 de los 24 preludios y fugas del libro primero y mañana, 16 de los 24, del segundo. ¿En qué se ha basado la selección?

-He intentado recoger lo esencial de la obra a base de preludios que están bien encadenados, que tienen un sentido y ofrecen un agradable viaje al público. Lo mejor de El clave bien temperado es que recorre todas las tonalidades, de la mayor a la menor. Experimentas el carácter que dicha tonalidad imprime a cada obra.

Bach te hace experimentar todas las sensaciones, desde la tristeza con las piezas en fa menor hasta la alegría, con el sol mayor.

-¿Cómo hay que abordar hoy esta obra maestra del barroco?

-Yo intento hacerla muy legible. Es interesante ir más allá de la partitura y compararla con otras de sus obras como las cantatas, porque ayudan a penetrar en su mensaje.

-Como organista de la iglesia de Saint-Louis-en-l'Île, ¿prefiere un edificio antiguo o una sala moderna?

-Depende. El contexto es importante, pero la clave es que el instrumento se adapte al lugar. En un auditorio moderno, si no es grande y el público está cerca, el sonido del clavecín puede llegar bien. El órgano necesita estar en un gran espacio.

-En el Petit Palau ha solicitado una  disposición diferente.

-El clave estará en la platea y se colocarán sillas alrededor. Al clavecín no le sienta bien estar al fondo de una gran sala, requiere cercanía.

-¿Cómo se enganchó al clave?

-Yo en realidad me enamoré del sonido del órgano. Me fascinó cuando lo escuché por primera vez en la iglesia: ese extraordinario sonido que venía de lejos y de la nada.