FESTIVAL BCNEGRA

John Connolly: "Trump, Le Pen y el 'brexit' propician que el mal florezca"

El escritor irlandés aborda la caza de nazis en 'La canción de las sombras', donde resucita a Charlie Parker y a sus fantasmas

John Connolly, este viernes en Barcelona, donde participa en BCNegra.

John Connolly, este viernes en Barcelona, donde participa en BCNegra. / periodico

ANNA ABELLA / BARCELONA

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Afable, sonriente e incansable tras una maratón de entrevistas en la primera jornada de BCNegra, John Connolly (Dublín, 1968) habla de la resurrección, literal, de su atormentado Charlie Parker en 'La canción de las sombras'. Tras cruzar las fronteras de la muerte en 'El invierno del lobo', el detective tropieza con los secretos de antiguos nazis y esforzados cazanazis y sigue recibiendo las visitas de su hija muerta. Con este 14º libro de la serie -en Tusquets y ambientada en Maine (Estados Unidos), donde el escritor irlandés vive parte del año- consolida una novela negra plagada de elementos sobrenaturales que ya es marca de la casa.    

¿Le ha visitado algún fantasma? Mi único momento sobrenatural fue cuando murió mi padre. Lo llevamos a la iglesia para el velatorio, mis tíos se quedaron en casa y por la noche a todos les sorprendieron unos fuertes ronquidos. Mi padre roncaba muchísimo, y hablo de un nivel industrial de ronquido. Fui el único que no se despertó y por la mañana mi madre me aseguró que que yo dormía profundamente y en silencio, que no pude ser yo. Así que el día que mi padre muerto nos visitó ¡yo dormía! 

¿Cree en los fantasmas? Tengo un escepticismo saludable. Como dijo Einstein: “Si viese un fantasma con mis propios ojos no me lo creería”. 

Charlie Parker está más que nunca en la frontera entre la vida y la muerte. ¿Cree que hay algo después? Espero que sí, pero ¡por favor, que los que se hayan ido se queden allí! Me crié como católico y eso sigue conmigo. A mí y a mis novelas nos interesa explicar qué hay detrás de todo como un ejercicio intelectual objetivo. Me motiva mi educación, y la estructura extraña de novela negra que escribo, con elementos metafísicos, me ofrece un espacio para formular mis ideas. Pero la respuesta no la tendré hasta que haya muerto, aunque no me hace feliz pensar en mi mortalidad. 

Parker descubre inquietantes comportamientos de su hija viva de seis años, Sam. ¿Será el futuro relevo de su padre o coprotagonista? Mmm. Michael Connelly quiere que la hija de su protagonista le suceda. Pero yo creo que no, el papel de Sam es mucho más nebuloso, su naturaleza es más extraña. Por ella los libros ahora los escribo en tercera persona, no en primera. Ahora ya no son libros solo de Charlie Parker. 

Parker es como un ángel vengador. ¿Deben los buenos cruzar los límites para luchar contra el mal? El nuevo Charlie no es el que pudo morir o que de hecho murió. Ese Parker antiguo no habría hallado un cadáver en la playa y lo habría ignorado, era compasivo y para él alcanzar la justicia para los demás era una vía de escape para su propia rabia. Pero  la última persona buena sin ambigüedades que apareció sobre la tierra acabó crucificada en un tronco. La pregunta es ¿cuánto estás dispuesto a sacrificar de ti mismo. ¿Existe un mal menor? No, simplemente existe el mal. Pero hay algo preocupante en una persona que se toma la justicia por su mano. Desafía al lector a ver hasta dónde lo tolerará.  

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/0\/3\/1485542060230.jpg","author":"FERRAN NADEU","footer":"John Connolly, este viernes en BCNegra."}}El nazismo es nuevo en su novelística. Es un tema tan manido que tuve dudas: un viejo nazi es un villano perfecto. Pero me interesó escribir sobre lo que descubrí y que no sabía de la caza de nazis: que Occidente dejó de buscarles durante 40 años. El pragmatismo sustituyó a la justicia y los que debían ser buenos se metieron en la cama con quienes cometieron crímenes atroces pero que tenían grandes conocimientos sobre los comunistas y la vida tras el Telón de acero. Así que intercambiaron su libertad por información, como hizo la CIA con Klaus Barbie. Y dejaron que la justicia y las víctimas se fueran al infierno. 

¿Qué pasa cuando no se hace justicia? Que el pasado se filtra en el presente y la influencia del mal sigue presente. 50 años después de la segunda guerra mundial la exYugoslavia se colapsó y se desmembró. Una razón fue que no se trató el papel de los croatas en la guerra, que fueron parte del régimen nazi y gestionaron unos campos de concentración terribles donde la Ustacha se recreaba en la tortura. Aún hoy la gente se acusa de haber colaborado con los nazis. O como el terrorismo en Irlanda, sus raíces se remontan a 800 años atrás, la infección pasa de generación en generación. Y mi país aún está en guerra, aunque de bajo nivel. Cuando la gente creía que el IRA había desaparecido Gerry Adams avisó de que seguían ahí. 

En la novela un asesino atribuye a la avaricia y el miedo lo que los hombres fueron capaces de hacer en el Holocausto. El Holocausto fue la consecuencia terrible de que con el castigo tras la primera guerra mundial los alemanes se sentían agraviados por el colapso de la economía y se produjo la victimización de un sector de la sociedad. Un ideólogo no roba el oro de las muelas de su víctima, eran ladrones. Hitler les dijo estaréis mejor conmigo, volveréis a ser ricos y este país volverá a ser grande. La narrativa no ha cambiado.

Trump... No creo que la mayoría de los que han votado a Trump sean racistas y machistas pero están dispuestos a hacer la vista gorda sobre sus afirmaciones racistas y machistas porque sienten que se les recompensará, que con él a nivel económico estarán mejor. Esa respuesta tan humana es la semilla del mal. 

¿Germinará? El mal se va desarrollando, viene de algo que originalmente no tenía la intención de ser mal. Empieza como un agravio, con rabia, miedo… y acaba con montones de refugiados sirios muertos en el mar. Gradualmente se acelera y pierde el control. Y eso lo hace tan peligroso. El clima político en EEUU con Trump, en Francia, donde se considera en serio a Marine Le Pen como presidenciable, y en Inglaterra con el 'brexit', está creando un ambiente que permite que este tipo de mal florezca. Crean una separación entre los que son como ellos y los que no y creen que con los que no son como ellos pueden hacer lo que les dé la gana. Esperemos que esta alteración del sistema no sea letal. Trump o Le Pen están más que dispuestos a liberar este tipo de fuerzas pero no tienen ni idea de qué hacer con ellas una vez liberadas. 

¿Trump será un nuevo Hitler? No, pero se necesitará mucho tiempo para eliminar los efectos venenosos y tóxicos que generará su política. ¡Es un candidato que ha avalado el Ku Kux Klan! ¡Por Dios! Y ese aval no hizo que la gente dejara de votarle. Legitimas unas fuerzas que no deberían existir en una sociedad civilizada. ¿Cuándo dirá basta la sociedad? Cuánto racismo es demasiado racismo?  

Por ello hay que seguir hablando del Holocausto. En la época del negacionismo del Holocausto –es sorprendente que aún se diga que no existió- es bueno que una obra de entretenimiento pueda llamar al debate sobre aquella grave realidad y llegar a personas que, como yo, no leerían un libro de 500 páginas sobre criminales nazis. Aunque existe el peligro de que la ficción infecte los hechos reales y te preguntes qué es verdad y qué no. Pero vivimos en un mundo imperfecto... cada vez más imperfecto.