FESTIVAL CONSAGRADO A WAGNER

El Bayreuth de los líos

Esta edición se significa por la ausencia de abucheos y las tensiones internas

Escena del montaje de 'Lohengrin', identificado popularmente como «el de las ratas». Abajo, en la silueta, Christian Thielemann, director musical del festival.

Escena del montaje de 'Lohengrin', identificado popularmente como «el de las ratas». Abajo, en la silueta, Christian Thielemann, director musical del festival.

ROSA MASSAGUÉ / BAYREUTH

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La ausencia de abucheos en el Festival de Bayreuth dedicado a Richard Wagner constituye una grandísima novedad, una revolución en un certamen que en los últimos años recibía estrenos y reposiciones con un altísimo nivel sonoro de protestas.

La inauguración, el día 25, de una nueva puesta en escena de Tristán e Isolda firmada por Katharina Wagner, biznieta del compositor, hacía temer lo peor porque todavía sigue vivo el recuerdo de sus Maestros cantores de Nuremberg (2007) que el público nunca aceptó. Sin embargo, en esta ocasión, fue recibida con grandes aplausos, y si hubo algún abucheo fue extrañamente para el director musical, Christian Thielemann.

Tampoco ha habido bronca en la reposición de Lohengrin, identificado popularmente como el de las ratas por el tratamiento de los personajes como roedores. Ni siquiera, en el prólogo y la primera jornada del ciclo, El anillo del nibelungo, realizada por Frank Castorf, que en sus dos ediciones anteriores provocó escándalo sobre todo El oro del Rin.Bayreuth ya no es Bayreuth. ¿O sí? Quizá el público es distinto o es el de siempre solo que ahora digiere lo que antes le parecía incomestible. Lo que no cambia es lo que hay detrás del escenario. Casa Wagner sigue siendo la casa de los líos.

El virrey

El festival estrena este año una novedad significativa, un director musical, un puesto que a lo largo de su historia más que centenaria solo ha existido en muy contadas ocasiones y siempre por un brevísimo periodo. El nuevo virrey, como ya le llaman algunos, es Thielemann, el director al que los músicos de la Filarmónica de Berlín no han querido para sustituir a Simon Rattle prefiriendo a un tímido Kiril Petrenko.

La relación de Thielemann con Bayreuth ha sido muy fructífera. Hay además una gran sintonía con Katharina Wagner, una de las todavía codirectoras del festival (pronto lo será en solitario). De Thielemann, además de su excelencia musical, siempre se ha destacado su carácter dictatorial. La creación del nuevo puesto coincidió, no casualmente, con el nombramiento del ruso para la orquesta berlinesa. Se da la circunstancia de que Petrenko es el director de El anillo en la producción que se presenta por tercer año consecutivo en Bayreuth y no parece que vaya a seguir haciéndolo en el futuro, contrariamente a lo habitual, durante los cinco años en que se representa una producción.

Estropicios

La onda expansiva de la elección de los berlineses ha hecho otros estropicios en Bayreuth. La soprano Anja Kampe, gran amiga de Petrenko, debía cantar el papel de Isolde en la nueva puesta en escena. Pocas semanas antes del estreno y después de una agria discusión entre soprano y director, se anunció su sustitución por Evelyn Herlitzius, una apuesta que a punto estuvo de fracasar ya que durante el ensayo general tuvo que ser sustituida por Linda Watson. Sin embargo, Kampe se ha mantenido en cartel para el papel de Sieglinde en La valquiria y el día de su estreno, el martes, tuvo un éxito estrepitoso.

Otro frente abierto es el foso ya insalvable entre las dos hermanas codirectoras, entre Katharina y Eva Wagner-Pasquier, que solo se hablan mediante sus abogados. El contrato de esta última acaba al final de esta temporada, pero en junio pasado se le retiró toda responsabilidad y se prohibió su presencia en los ensayos, algo que mereció el calificativo de tratamiento «inhumano» por parte del director Daniel Barenboim.

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