ANIVERSARIO DE UN LOCAL CLAVE PARA EL TEJIDO CULTURAL

Veinte años de servicio

El bar Heliogàbal celebra este sábado dos décadas como minúsculo espacio para conciertos

En el rincón. 8 Miquel Cabal, director adjunto del Heliogàbal, sentado en una esquina del escenario.

En el rincón. 8 Miquel Cabal, director adjunto del Heliogàbal, sentado en una esquina del escenario.

NANDO CRUZ / BARCELONA

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El Anuario Económico de La Caixa calculó que en 2012 había cerca de 28.000 bares en Barcelona. Pero solo el Heliogàbal ha recibido un Premi Ciutat de Barcelona por labor de difusión de la música. Fue un reconicimiento a un trabajo constante. «En los años buenos hemos acogido doscientos conciertos al año», calcula su director adjunto Miquel Cabal. Sin embargo, el Helio no es una sala de conciertos. Ni siquiera, un bar musical. Según dice la licencia, solo es un bar-cafetería.

Este mes el Helio cumple dos décadas de actividad, que en realidad son quince años desde que los fundadores de la Associació Cultural Heliogàbal se deshicieron de este local y los dueños actuales marcaron un nuevo rumbo, el que lo ha convertido en imprescindible escaparate para la escena local. «La programación cultural es deficitaria, pero en los años buenos cubríamos gastos con la barra», reconoce Cabal. Los tiempos han cambiado a peor, así que ahora el bar depende más de subvenciones y patrocinios. He aquí la paradoja: «Recibimos subvenciones por una actividad no reconocida legalmente».

Una de las virtudes del Helio ha sido «no imponer un alquiler de sala abusivo», explica Cabal. «Si comisionamos un concierto, nos quedamos un euro o euro y medio de cada entrada vendida. El grupo se queda el resto y no paga alquiler», explica. «Así es en el 80% de los casos. Pero si es un grupo que no conocemos, nos cubrimos las espaldas y les pedimos cien o 120 euros». Son cifras más razonables que las que piden salas más grandes (y con más gastos) que pueden arruinar a una banda incapaz de recuperar esa inversión.

Dinamizador y castrador

Precisamente esa política de alquiler y su aforo modesto (apenas caben 90 personas) hace del Helio un agente dinamizador clave. Pero no de todo tipos de grupos. Los más ruidosos, los de discurso más conflictivo y los que arrastran públicos más indomables no caben. Cabal lo reconoce y lo lamenta: «Somos agente dinamizador y a la vez castrador. Nos han obligado a autocensurarnos. Todo proviene de la política de seguridad ciudadana, que acaba restringiendo tus posibilidades artísticas». Ya querría el Helio programar bandas punkies, de hip-hop o para públicos más jóvenes, pero saben que eso podría causar más ruido en la calle y acabar perjudicando su programación.

El Helio ha mimado siempre la relación con el vecindario. «La Tere, nuestra vecina de al lado, nos quiere mucho. Conocemos a sus hijos y a sus nietos», celebra. Y es que Cabal nunca vería una sala de conciertos como una molestia, sino como un servicio público para el barrio. «Esta ciudad anda muy falta de salas pequeñas. Yo quiero poder ir a ver un concierto y volver a casa caminando. Igual que hay una biblioteca en Torrent de l'Olla con Travessera, tiene que poder haber una sala en pleno barrio», reivindica.

Por desgracia, el Helio es una excepción. Pero, por suerte, aguanta el tipo y hoy celebra su vigésimo aniversario en el Espai Jove La Fontana (19.00 horas) con una docena de bandas. En todas hay músicos que han trabajado en el bar. Entre otros, Nueva Vulcano, Joan Colomo, Beach Beach, Mil Pesetas y, cómo no, los Sot del propio Cabal.

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