CRÓNICA DE CONCIERTO

Band Of Horses, rock pura sangre

La banda de Ben Bridwell exhibió energía contagiosa en su presentación de 'Why are you ok'

Concierto de BAND OF HORSES

Concierto de BAND OF HORSES / periodico

Juan Manuel Freire / Barcelona

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En su primera actuación barcelonesa en sala después de seis años, Band Of Horses hicieron emerger, sobre todo, su esencia indie rock, por encima de las raíces folk y country. Después del higiénico 'Mirage rock' del 2012, el jefe Ben Bridwell ha querido volver a la crudeza de los primeros días del grupo con el reciente 'Why are you ok'. Y esa búsqueda de la energía, incluso de caos controlado, sigue en actuaciones como la de anoche en Apolo, todo azul eléctrica emoción. 

Las favoritas-favoritas de los fans se hicieron esperar. Primero cayeron tres canciones del nuevo disco, la mejor de ellas 'Hag' (con un puente muy Death Cab For Cutie), y una versión del clásico 'Can’t hardly wait' de los Replacements. El público parecía animado pero menos; en parte, quizás, porque Bridwell tenía voz de constipado nivel uno.

Que no decaiga

La primera concesión fue 'St. Augustine', cierre de su memorable debut del 2006 'Everything all the time'. Es una canción tranquila, con algo de balada rock’n’roll clásica, pero aquí ganó potencia y ritmo. 'No one’s gonna love you' y 'Older' (con voz principal del teclista-guitarra Ryan Monroe) sonaron tan bellamente quietas como se esperaba, pero fueron rarezas. El grupo quiso mantenerse en un nivel alto de tensión toda la noche, y no daba respiro entre canciones; durante los cambios de instrumento, el batería Creighton Barrett podía marcarse algún 'groove' para que la fiesta no decayera.

Bridwell ha dicho en alguna ocasión que no toca ningún instrumento particularmente bien y que esa falta de habilidad genera una tensión interesante. No hay que creerle del todo (sabe tocar), pero de ceder más importancia al entusiasmo que al virtuosismo pueden surgir momentos mágicos. La excitación y el citado caos controlado (un poco Broken Social Scene) se apoderaron del escenario a la altura de 'Solemn oath' o 'Casual party', con ese glorioso estribillo exhalado a cuatro voces.

La excitación tampoco dejó de crecer entre el público, tras aquellos primeros minutos medio dubitativos. En el bis no quedó garganta sin gritar 'Is there a ghost' ni puño sin marcar el giro aniquilador tras la primera estrofa de 'The funeral'.