CRÓNICA DE MÚSICA

Festival BAM: del minimalismo blues a la explosión psicodélica

Endless Boogie y Gala Drop destacan en una segunda jornada de BAM marcada por la variedad estilística

Concierto de Endless Boggie en la Rambla del Raval

Concierto de Endless Boggie en la Rambla del Raval / periodico

Juan Manuel Freire / Barcelona

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Ambiente calmado en la Rambla del Raval a última hora de la tarde. Los abuelos conversan en los bancos y los niños corretean entre las piernas de sus padres. Nota curiosa: la banda sonora de todo esto es el rock como exhalado desde las fauces del infierno de Bala, 'power duo' gallego que en vivo ensordece el doble que en disco.

Algunos no parecen contentos con el ruido que están armando Violeta Mosquera (batería y voces) y Anxela Baltar (guitarra y voces): a la mitad de la punk pero casi pop 'Freedom is', un señor de unos sesenta años se queda mirando a este cronista durante unos segundos para luego negar con la cabeza, bajar la cabeza entristecido y caminar hacia otra parte. Otros señores vieron el concierto con aparente gusto y muchos fans aplaudieron los envites hardcore e incluso doom metal de la pareja gallega.

"Que los de Piolín y su puta madre os dejen vivir en paz de una vez", deseaba Anxela poco antes del final. Endless Boogie no hicieron ninguna proclama política: llegaron, tocaron, pidieron que comprásemos sus vinilos y se fueron. Su propuesta de armonía se basa en la música. Minimalismo blues con hipnótico pulso krautrock (el rock experimental alemán de los 70 con ilustres representantes como Neu! y Can); largas 'jams' sin mucho cambio de acorde, pero que a pesar de lo que pueda parecer no dejan de cambiar. El conocido 'connoisseur' del rock en los márgenes Paul Major, antiguo miembro de The Sorcerers, lideró a la tropa con un carisma perezoso.

Escaparate portugués

Mientras tocaban Endless Boogie ya había arrancado en Joan Coromines la noche Portugal Alive, una oportunidad para saber qué se cuece en la escena alternativa lusa. Este cronista llegó a tiempo para Sensible Soccers, banda de rock electrónico (o electrónica rock) con gran variedad de registros: podían recordar al 'posrock' acelerado de Tycho, evocar el funk retroactual de Toro y Moi o lanzarse a fases progresivo-tribales. Siempre con habilidad instrumental y capacidad para evitar la densidad innecesaria, igual que Gala Drop, un intenso, a veces incluso explosivo proyecto de psicodelia con vistas a la música africana y techno y house. Tienen cortes a la altura de Caribou o el último y cálido Four Tet, pero no tienen el mismo renombre. Asunto a reparar.

Ya en plaza de los Àngels, la jornada fue llegando a su fin con las nuevas canciones de Oso Leone, grupo mallorquín con cierta aura de culto. En el repertorio por editar se acercan al soul de Rhye y Xavi Marín parece ensayar el falsete andrógino del cantante de aquellos, Mike Milosh: sorprendente giro que amplía suavemente su campo de batalla.

Puso el broche a la noche Chassol, pianista jazz-funk parisino que ha amasado elogios con 'Big sun', disco inspirado por un viaje a Martinica en busca de sus raíces familiares. Durante la actuación interactuó, acompañado por un batería, con los sonidos de metraje grabado durante ese viaje, lo que resultaba vistoso pero también generaba la sensación de estar viendo algo en lo que pocas cosas inesperadas podían pasar.