ENTREVISTA

Bachar Mar-Khalifé: "Si eres feliz, no hay razón para hacer música"

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JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Bachar Mar-Khalifé (Beirut, 1983), hijo del famoso Marcel Khalifé, llega a la Mercè con su mezcla de música tradicional, electrónica y otras hierbas. Estará el viernes, a las 0.00 h., en la Avinguda de la Catedral.  

En su disco 'Ya balad' del año pasado, casi cada canción pertenece a un género diferente: dub, house, folk… ¿De dónde viene ese eclecticismo? Para mí las canciones no son tan distintas entre ellas. Nacen en el mismo lugar y con el mismo espíritu. Yo siento, de hecho, que llevo haciendo la misma canción una y otra vez desde que empecé, solo que cambiando colores y ritmos.

Al principio su voz era casi tímida. Ahora suena espiritual y profunda. En mi educación musical, hice piano y percusión, pero nadie me enseñó a cantar. Y eso que yo quería hacerlo. Para mi primer disco no tenía otro remedio que cantar. A base de girar y dar conciertos fui aprendiendo a tomar control de una herramienta hasta entonces poco explorada por mí.

Háblenos de la música con que creció. Mis padres solían cantar música tradicional. Mi padre nos ponía mucha clásica: Dvořák, Ravel… Y empecé a tocar el piano, igual que mi hermano mayor [Rami Khalifé, del grupo de electrónica orgánica Aufgang]. De niño, combinaba mi interés por la clásica con mi pasión por Michael Jackson y Nirvana.

¿Puede decirnos cómo era entonces la relación con su hermano Rami? No sé si era de intercambio de conocimiento o competitiva. Teníamos una relación de hermanos, más que nada, y de hecho, tratábamos de distanciarnos todo el tiempo el uno del otro a nivel de intereses, escuchando siempre algo distinto a lo que escuchaba el otro. Cuando él dejaba de escuchar a Ligeti era cuando yo quería escucharlo. Era de chiste (risas).

Durante un tiempo, usted y el grupo de su hermano compartieron sello: el francés InFinéOh, totalmente. Lo más curioso es que cuando empecé a hacer mi primer disco, ni siquiera pensaba publicarlo en un sello. No quería formar parte de una familia musical.

¿Por qué? Mi única familia musical quería ser yo solo y un poco deprimido. Quizá exagero al decir deprimido, pero la amargura te puede dar una gran energía expresiva. Igual no la sientes, pero la buscas, y yo siento que para crear algo, necesito esa energía negativa. Si eres feliz, no hay razón para hacer música: te vas a la playa.