ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA

Así nace un terrorista

El marroquí Nabil Ayouch medita sobre los motivos del fanatismo yihadista en la película 'Los caballos de Dios'

Un fotograma de 'Los caballos de Dios', de Nabil Ayouch.

Un fotograma de 'Los caballos de Dios', de Nabil Ayouch.

NANDO SALVÀ

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Resulta fácil condenar las acciones de quienes deciden colgarse una mochila llena de explosivos para acabar con su vida y con las de decenas de otras personas. Tratar de entender por qué llegaron a tomar tan atroz decisión es mucho más difícil. «La violencia no surge de la nada», sostiene el director marroquí Nabil Ayouch, que en la recién estrenada Los caballos de Dios conjetura sobre quiénes eran los terroristas que en mayo del 2003 cometieron en Casablanca los atentados más sangrientos de la historia de Marruecos: 45 personas muertas incluyendo los 12 verdugos. «He querido entender qué puede llevar a un niño de 10 años a convertirse en suicida. Porque no podemos seguir aceptando ese punto de vista simplista y maniqueo que convierte Islam en sinónimo de extremismo».

Los caballos de Dios acompaña a dos hermanos, Yacine (Abdelhakim Rachi) y Hamid (Abdelilah Rachid), que pasan de ser dos niños más que juegan al fútbol en un descampado entre chabolas a convertirse en brutales fanáticos. «Esos jóvenes no tienen medios económicos, ni educación, ni estructuras familiares sólidas. Y esas carencias dan a la religión un lugar en sus vidas. El Islam es la excusa que otros utilizan para lavarles el cerebro». Considerando cómo el miedo xenófobo contra el mundo árabe se extiende en las sociedades contemporáneas, explorar un asunto así desde la perspectiva de un cineasta árabe es de importancia y valor capitales. «Cuando Hollywood habla de los islamistas radicales, suele retratarlos como anónimos monstruos barbudos, y creo que el público merece reflexiones más hondas», opina Ayouch. «Los musulmanes son las primeras víctimas del extremismo». 

Ayouch pasó años preparando la película, investigando en las chabolas del depauperado distrito de Sidi Moumen. «El principio del rodaje no fue fácil», recuerda. «Quemaron nuestros decorados principales y nos apedrearon, pero la mayoría de habitantes del barrio estaban de nuestra parte. Entendían por qué es necesario contar esta historia».

En realidad, dirigir nunca está exento de dificultades para Ayouch. Así ha vuelto a demostrarse con Much loved, retrato de mujeres prostitutas en Marrakech que rodó después de Los caballos de Dios y presentó en el pasado Festival de Cannes. «Esas mujeres son estigmatizadas a pesar de que suelen ser el único sostén de sus familias, y por eso consideré necesario hacer un llamamiento al cambio de perspectiva y al respeto». Las autoridades de su país han censurado el filme al considerar que supone un ultraje a los valores y a la mujer marroquí, y él mismo ha sido objeto de numerosas amenazas de muerte. Ni él ni sus actrices se atreven hoy día a salir de sus casas sin guardaespaldas. «Marruecos está lleno de personas que, igual que yo, tienen esperanza en su futuro, y que temen por el modo en que logros sociales como la libertad de expresión se ven amenazados. No podemos dar marcha atrás».

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