Artista Joan Vila-Grau expone acuarelas sobre los vitrales de Sagrada Familia

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El artista Joan Vila-Grau expone en la Sala Parés de Barcelona un total de 61 acuarelas de los proyectos y estudios de color que elaboró en los últimos diecisiete años para los vitrales de la Sagrada Familia, uno de los conjuntos de vidrieras más grandes de Europa.

Acompañado por el galerista Joan Anton Maragall, Vila-Grau ha explicado hoy que durante todo ese periodo trabajó con "total libertad" en lo que entiende que es el arte del vitral desde hace siglos y que las acuarelas, expuestas al público por primera vez, son el reflejo del abanico cromático escogido para las diferentes alas de la basílica.

El público que acuda hasta el próximo 3 de diciembre en la Sala Parés podrá conocer gracias a "Las formas de la luz" este corpus de estudios y ensayos a la acuarela, que se han colocado en el espacio, según sean para los vitrales de la fachada de levante o para los de poniente.

Joan Vila-Grau ha creado el proyecto de los vitrales aprovechando las variaciones de iluminación que hay en el edificio de la Sagrada Familia y queriendo reflejar de forma "abstracta" la espiritualidad.

Los vitrales de levante tienen un tipo de color "más tierno, entre verdoso y de azules, mientras que los del lado de poniente son colores más cálidos, más rojizos".

Nacido en el año 1932, Vila-Grau desciende de una familia de pintores catalanes y es progenitor y abuelo de otros artistas que ahora colaboran con él en sus trabajos.

Su primer vitral data de 1950 con lo que lleva 67 años en el oficio, destacando sus obras en las Cavas Codorniu de Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona), en el Orfeó de Gràcia de Barcelona, la Fundación Pau Casals del Vendrell y también cuenta con trabajos en Granada, Cádiz, Madrid o algunas ciudades europeas.

Preguntado sobre cómo se enfrentó al encargo que le hicieron en 1992 para los vitrales de la Sagrada Familia, ha indicado que siempre pensó que debía tener en la cabeza "el proyecto global y que todo tuviera una unidad".

A la vez, ha indicado que en todo momento trabajó pensando en la orientación de los ventanales porque "la luz natural que recibe la vidriera es vital".

Por otra parte, ha aseverado que realizar un trabajo que tiene que "durar siglos es algo que impone mucho". "He hecho honestamente aquello que creía necesario", ha apuntado durante su comparecencia.

Respecto a cómo se sintió cuando vio terminada una tarea de casi veinte años, Vila-Grau ha reconocido que tuvo "una sensación bastante desconcertante", después de "un trabajo muy intenso del que no podía perder la concentración".