EL PALAU NACIONAL ROMPE CON LOS LÍMITES CRONOLÓGICOS

El arte de la segunda mitad del XX entra en el MNAC

El museo exhibe a los artistas catalanes de los 50, 60 y 70 olvidados por la historia

Uno de los apartado de la muestra dedicados a la pintura de los 50.

Uno de los apartado de la muestra dedicados a la pintura de los 50.

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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Hasta hace poco menos de dos años el nombre de Josefa Tolrà (1880-1959) no figuraba en los anales de la historia del arte catalán. Nadie sabía quién era y nada se sabía de su trabajo. Si acaso, alguna referencia de los miembros de Dau al Set fascinados por los dibujos fluídicos de esta campesina del Maresme que empezó a dibujar a los 60 años para superar la muerte de un hijo. Esto fue así, hasta que la historiadora Pilar Bonet la rescató del olvido con una exposición en Mataró, en el 2014. Pero la de Tolrà es solo una de las muchas historias de amnesia creativa de la segunda mitad del siglo XX en este país. Un periodo acaparado por el informalismo y por Tàpies. Y un periodo relegado por las instituciones culturales con un MNAC con el límite cronológico en la guerra civil y un Macba focalizado en la creación más contemporánea. Con este panorama, los artistas catalanes de las décadas de los 50, 60 y 70 -Àngels Ribé, Eulàlia Grau, Romà Vallés, Joan Furriols o Alfons Borrell, por poner cuatro ejemplos- se han quedado en tierra de nadie, sin visibilidad, sin historia y sin nombre.

Hoy, un tejido bordado y un dibujo de Tolrà abren la exposición Del segon origen. Arts a Catalunya, 1950-1977,  Toda una declaración de principios. Y es que el centro del Palau Nacional -con las cronologías que lo encorsetaban ya rotas- abre las puertas a estos artistas hasta ahora maltratados. Lo hace con una exposición, la actual, que Pepe Serra -director de museo y comisario de la muestra junto con Juan José Lahuerta y Valentín Roma- define como «punto de partida» para una «profunda revisión» que debe hacerse de este periodo en los próximos años. La exposición es temporal por la falta de «espacio, tiempo, dinero y equipo». Pero la voluntad del museo es desplegar estas tres generaciones dentro de la colección permanente.

De Josefa Tolrà a Frederica Montseny

De momento se trata de definir «el terreno de juego y las piezas que juegan», apunta Serra. Explorar que pasó artísticamente hablando para con el tiempo tejer los discursos narrativos necesarios. Aquí no hay tesis. Sino la evidencia de que se trató de un periodo muy complejo, rico y diverso. Tan diverso que en el mismo momento en que Antoni Llena practicaba el arte povera, el Grup Gallot ejecutaba su famosa performance pictórica de la plaza de Catalunya, Colita se dedicaba a la fotografía documental y a Joan Rabascall le daba por el pop art. Por no hablar del esencialismo pictórico de Pic Adrian y los collages expresionistas de Armand Cardona.

En total, 194 obras de 109 artistas -que «podrían ser 300», según Serra-,que arrancan con los creadores de los 50 eclipsados por Dau al Set y acaban en el 77, con el multitudinario mitin de la CNT en las puertas del actual MNAC y con Catalunya convertida en el epicentro de la cultura libertaria. «De Josefa a Tolrà a Frederica Montseny», resume Valentín Roma.