El arte de plastilina del grupo argentino Mondongo llega a Roma

El colectivo que protagonizan Juliana Laffitte y Manuel Mendanha, conocidos entre otras creaciones por los retratos de la familia real española, aterriza en Italia con su exposición "Paisajes"

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El dúo de artistas argentinos Mondongo expone desde hoy, en su primera visita a Italia, una muestra basada en dos tópicos clásicos de la historia del arte: paisajes y calaveras, pero hechos en plastilina.

El colectivo que protagonizan Juliana Laffitte (1974, Buenos Aires) y Manuel Mendanha (1976, Buenos Aires), conocidos entre otras creaciones por los retratos de la familia real española (2003), aterriza en Italia con su exposición "Paisajes".

Quince paneles de paisajes confeccionados con plastilina sobre madera cubren los muros de una de las salas del museo MAXXI de Roma dedicada a esta muestra que refleja los ciclos naturales de la vida, la muerte y el rejuvenecimiento a través de la oscuridad de una cárcava, reflejos sobre el agua o el estuario pantanoso de un río.

"La muestra surge a partir de un viaje que hicimos ambos a Entre Ríos (Argentina) hace cuatro años y quedamos atrapados con esa geografía única, que cíclicamente sufre inundaciones y que luego la vida vuelve a aparecer también cíclicamente, es una metáfora de nuestra sociedad", explicó Laffitte a Efe.

La muestra se distribuye en dos salas, la primera de ellas dedicada a este paisaje y que contiene imágenes que encierran "los ciclos naturales del nacimiento, la decadencia y el rejuvenecimiento del que posteriormente resurge la vida desde la putrefacción", dijo Mendanha. Una alegoría de la vida y la muerte que se enfatiza en la siguiente sala de la muestra con la serie de las "calaveras", construidas también con plastilina y entendidas por los artistas como "grandes contenedores del infinito".

El símbolo de la muerte se transforma en "una representación de la historia de la humanidad donde conviven los mitos de la historia presente y pasada, los mitos de las fábulas de la infancia y los mitos de la sociedad de consumo con sus divergencias sociales".

Laffitte y Mendanha, virtuosos artesanos capaces de modelar pacientemente miles de formas, necesitaron seis meses aproximadamente para la realización de cada una de las calaveras. "Nada es lo que parece, retratos y paisajes enmascaran otra realidad más perversa que necesita de nuestra inteligencia y agudeza de percepción para ser desvelada".

Según explicaron, la plastilina es un elemento que les permite, como un óleo, hacer altorrelieves y bajorrelieves sustituyendo a la pintura. Las calaveras muestran el reflejo de una sociedad con detalles obsesivos, variedad de formas y colores, referencias culturales que van desde la tradición remota, clásica, a la reinterpretación contemporánea al incluir personajes de Los Simpsons, a Bin Laden, Hitler o Perón.

Cada personaje, o situación, está realizado minuciosamente en plastilina, y es un detalle constitutivo de la calavera, que contiene imágenes que transportan al concepto de globalización o motivos americanistas propios de la cultura popular.

En el interior de una de las calaveras expuestas se puede apreciar un río rojo de lava que se desvela en la proximidad como una amalgama de vísceras y cuerpos humanos desollados atrapados entre decenas de objetos de la sociedad de consumo. "A medida que el espectador se acerca a la calavera, descubre una multitud de mensajes, como si ante la presencia de la muerte la imaginación jugara malas pasadas y comenzara un viaje onírico". 

Cuando hablan, Juliana y Manuel -quienes, además de colegas, son pareja- se interrumpen, discuten, se contradicen y suman ideas; "somos personalidades antagónicas, pero tenemos una unión muy clara en el trabajo", aseguró ella. 

La idea de nombrar al colectivo Mondongo, como se conocen los callos en Argentina, es simbolizar su intención de acercar el arte a la gente y hacer de sus obras un "plato de muchos ingredientes y casi literalmente comestible". 

La muestra, que acoge el museo MAXXI de Roma hasta el próximo 15 de marzo, desembarca en Roma después del éxito cosechado en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, en su Argentina natal, y en el Museo de Bellas Artes de Houston

En sus cuadros el sello distintivo es el material y uno de sus rasgos más distintivos y rompedores desde sus primeras obras fue el empleo de materiales perecederos como lonchas de chacinería, galletas, migas de pan, chicles o caramelos tratados con una solución de resina tóxica para evitar su degradación. 

Entre sus retratos sobresalen los realizados a varios iconos argentinos, como el astro del fútbol Diego Armando Maradona hecho con cadenas de oro, un revolucionario Ernesto Che Guevara de balas o el escritor Jorge Luis Borges tejido con hilos.