CITA CON LA CREACIÓN MÁS ACTUAL

Arco exhibe optimismo

Obras 8 Aspecto de uno de los apartados de Arco, ayer durante la jornada de inauguración.

Obras 8 Aspecto de uno de los apartados de Arco, ayer durante la jornada de inauguración.

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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Optimismo e interés eran las palabras más repetidas entre los galeristas, por lo menos entre los responsables de las 11 salas catalanas, presentes en el primer día de la feria internacional de arte contemporáneo de Madrid, es decir, Arco. La cita, hasta el 1 de marzo en Ifema, abrió el miércoles con una alegría que hacía años que no se veía, quizá el año pasado ya se intuyó pero la polémica del 21% del IVA cultural borró cualquier atisbo de hablar de recuperación. Así pues, con el impuesto aparcado que no olvidado o aceptado, y buenas perspectivas para el sector, Arco inauguró ayer su 34ª edición con 218 galerías internacionales presentes, una menos que el año pasado, con Colombia como invitada, con 300 coleccionistas de todo el mundo traídos por la organización, y un presupuesto de 4,5 millones de euros.

«Por primera vez en muchos años tenemos una lista de colecciones, tanto públicas como privadas, que se han comprometido a comprar», lo afirmaba sin disimulado orgullo Carlos Urroz, director de la cita, durante la presentación de Arco a la prensa la semana pasada. Y se percibía el miércoles con los pasillos de la feria ocupados por profesionales y amantes de atesorar piezas de arte -el jueves se abre al público general-, y los estands llenos de propuestas importantes. «Se respira más optimismo, tanto en los montajes como entre los galeristas. Hemos arrancado bien, cerrando operaciones», afirmaba Miquel Àngel Sánchez de la galería barcelonesa ADN con obras de Núria Güell, Adrián Melis y Eugenio Merino entre sus propuestas.

Cambio de paradigma

Una apreciación muy parecida a la de Carlos Durán, de la catalana sala Senda, que confirmaba la «buena recepción» que había y lo achacaba, en parte, a «la avalancha» de gentes procedentes de Latinoamérica que «ayudan a dinamizar» la cita de este año. No en vano, Colombia participa como país invitado -con 100 autores y 20 exposiciones por todo Madrid-, y 47 de las galerías presentes, la más amplia en la historia de Arco, proceden de la zona.

La confianza en la feria va ligada a la supuesta recuperación económica y tiene que ver, también, con el cambio de paradigma que está viviendo el mundo del arte, en el que «el coleccionista histórico de las galerías históricas ya no existe», apuntaba Joan de Muga, responsable de la sala Joan Prats y con una instalación inédita de Antoni Muntadas entre sus propuestas más llamativas. De manera que «las ferias, que dan más libertad para mirar, se han convertido en el lugar donde conocer a los nuevos coleccionistas. Y en esto Arco ha hecho un gran esfuerzo para atraerlos», explicaba. «Lo de que en la feria se hace más transacciones que en la galería es una realidad desde hace años», apoyaba Durán, que ha apostado por llevar obra de Peter Halley y que añadía que la «clientela internacional» es la que les «ha permitido sortear la crisis».Una crisis que parece alejarse también de las propuestas artísticas de Arco, este año menos reivindicativas e irreverentes que en otras ocasiones. Aunque obras con voluntad de escándalo sigue habiéndolas como El traje del emperador, en la que la artista peruana Sandra Gamarar ha desnudado a varios dirigentes políticos, entre ellos a Barak Obama, Vladimir Putin, Mariano Rajoy y Jordi Pujol. Y el mándala rojo construido a base de bragas cedidas por amigas y conocidas realizado por la sevillana Pilar Albarracín.